Abrir horizontes de esperanza: el Papa a la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén
(RV).-La tarde del viernes el Papa Francisco encontró en el Aula Pablo VI del Vaticano
a los casi tres mil participantes en la peregrinación de la Orden Ecuestre del Santo
Sepulcro de Jerusalén. El Obispo de Roma desarrolló su reflexión usando tres palabras,
que ya propuso al inicio de su ministerio: caminar, construir y confesar.
Discurso
del Papa
¡Señor Cardenal, Miembros del Gran Magisterio y Lugartenientes, queridos
hermanos y hermanas!
Doy mi bienvenida a todos ustedes, que representan el
Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Saludo en particular al Cardenal
Edwin O’Brien, Gran Maestro de la Orden, y le agradezco por las palabras que me ha
dirigido a nombre de todos. Saludo al Gran Prior, Su Beatitud Fouad Twal, Patriarca
de Jerusalén de los Latinos. Se han reunido en Roma con ocasión de la Consulta
Mundial de la Orden, que es convocada cada cinco años para reflexionar sobre la situación
de la comunidad católica en Tierra Santa, evaluar las actividades desarrolladas y
establecer las directivas para el futuro. Contemporáneamente se lleva a cabo la Peregrinación
Internacional, que ve la participación de más de dos mil personas. Les agradezco por
su visita y deseo expresar mi aprecio y estímulo por las iniciativas de solidaridad
que la Orden promueve a favor de los Lugares Santos y que en los últimos años se han
desarrollado y aumentado. En este Año de la fe, su peregrinación a la Tumba del Apóstol
Pedro, está marcada por la oración y la catequesis sobre el tema de la fe. Partiendo
de estos elementos, quisiera dejarme guiar por tres palabras, que ya he propuesto
al inicio de mi ministerio, pero que pueden ofrecer también a la actividad de su Orden
motivos de reflexión.
Las tres palabras son: caminar, construir y confesar.
1.
Caminar. Ustedes están viviendo la experiencia de la peregrinación, que es un gran
símbolo de la vida humana y cristiana. Cada uno de nosotros puede ser “errante” o
“peregrino”: O errante o peregrino. El tiempo que vivimos muchas veces ve personas
“errantes”, porque están privadas de un ideal de vida y a menudo son incapaces de
dar un sentido a las vicisitudes del mundo. Con la señal de la peregrinación, ustedes
demuestran la voluntad de no ser “errantes”. Su camino está en la historia, en un
mundo en el que los confines se alargan cada vez más, caen muchas barreras y nuestras
vías están ligadas de forma cada vez más estrecha a aquellas de los otros. Sean testimonios
del sentido profundo, de la luz que lleva a la fe; sepan conservar la gran riqueza
de valores, de sabiduría del pasado, pero viviendo intensamente el presente, como
hoy, con la mirada hacia el futuro, abriendo horizontes de esperanza con su obra
para dar un rostro más humano a la sociedad.
2. Y he aquí entonces la segunda
palabra: construir. Caminar para construir la comunidad, sobre todo con la amor. La
Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén tiene una historia casi milenaria:
la de ustedes es una de las más antiguas Ordenes asistenciales caritativas aún en
actividad. Instituida para la custodia del Santo Sepulcro, ha gozado de una atención
especial por parte de los Obispos de Roma. Construir con la caridad, con la compasión,
con el amor. Y de hecho su peregrinación tiene también una finalidad caritativa, a
favor de los hermanos y hermanas de Tierra Santa, especialmente los más necesitados,
de aquellos que están viviendo momentos de sufrimiento, de tensión y de temor. Y también
de nuestros hermanos cristianos que sufren tanto. Dirijo a ellos con gran afecto un
saludo y un abrazo, a todos -cristianos y no cristianos- asegurándoles mi oración
diaria.
3. Pero su caminar para construir nace del confesar de manera siempre
más profunda la fe, crece del continuo compromiso de alimentar su vida espiritual,
de una formación permanente para una vida cristiana siempre más auténtica y coherente.
Este es un punto importante para cada uno de ustedes y para la Orden entera, para
que cada uno sea ayudado a profundizar su adhesión a Cristo: la profesión de fe y
el testimonio de la caridad están conectados estrechamente y son los puntos que califican
y de fuerza –puntos de fuerza- de su acción. Un vínculo antiguo los une al Santo
Sepulcro, memoria perenne de Cristo crucificado ahí depuesto y de Cristo resucitado
que ha vencido a la muerte. Que Jesucristo crucificado y resucitado sea realmente
el centro de su existencia y de cada proyecto personal y asociativo. Creer en la potencia
redentora de la Cruz y de la Resurrección, para ofrecer esperanza y paz. De forma
particular, la Tierra de Jesús ¡la necesita tanto! La fe no aleja de la responsabilidad
que todos estamos llamados a asumirnos, sino al contrario provoca y empuja a un concreto
compromiso en vista de una sociedad mejor.
Que eI Señor los ayude a ser siempre
embajadores de paz y de amor entre los hermanos. Sera Él a hacer siempre fecunda su
obra. Que la Virgen de Nazaret los asista en su misión de mirar con amor los Lugares
por donde Cristo ha pasado bendiciendo y resanando. Los acompañe también mi Bendición,
que imparto a ustedes y a la entera Orden. (RC-RV)