(RV).- (Audio) Con motivo de la festividad
de San Maximiliano Kolbe, Angélica Díez, de las Misioneras de la Inmaculada Padre
Kolbe, envía este texto a Radio Vaticano: “San Maximiliano Kolbe es el Protector
de nuestro difícil siglo. Él empleó su vida en la lucha contra todos los males del
mundo y proclamó que: “Solo el Amor crea, el odio destruye”. Y esto lo proclamó
con la vida, con sus revistas y periódicos para mantener viva la fe y la tradición
del pueblo polaco y la reivindicación del pueblo judío. Para defender y promover a
las familias y alentar a todos a dejarse conducir por el Espíritu Santo y por la Inmaculada,
para alcanzar la propia santidad, ese regalo que Dios da a cada hombre y mujer, criatura
preciosa salida de sus manos. El Padre Kolbe, pone de manifiesto una victoria semejante
a la Jesucristo, por el amor heroico en dar la vida, por liberar a un compañero de
prisión, y aceptando la muerte como consecuencia de la violencia anticristiana de
los perseguidores. Fue un hombre de fe, dio pruebas de la felicidad de creer en Jesucristo
el Señor de la vida que vence a la muerte y al odio “(Beato Juan Pablo II). Fue
Juan Pablo II quién el 10 de octubre de 1982 lo presentó al mundo como: Mártir de
la caridad y lo proclamó santo.
Kolbe, como todos los santos son “esas lumbreras”
que nos invitan a buscar la intimidad con Dios para, desde ahí, tener como dice el
Papa Francisco en su Encíclica Lumen Fide: “conocimiento y confianza para poder
ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres”. Este es el entramado
que Kolbe, el prisionero 16670 fue intuyendo en su corazón y expresando en sus acciones
diarias: “… Es Jesucristo el testigo fiable, que da la vida por nosotros, y nos
revela a Dios como Padre. La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto
de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver (L F 18).
En uno de sus innumerables escritos decía San Maximiliano:” El amor de Dios
se manifiesta no criticando a los demás, sino empeñándose para que se hagan mejores”.
(EK 987/d p. 1649). Hoy, podemos decir ¡Qué sintonía con nuestro Papa Francisco!
“No critiquen. ¡Cuídense unos a otros!” ¿No está acaso encerrado aquí el ser cristiano
hoy? La fe ilumina también las relaciones humanas, porque nace del amor y sigue la
dinámica del amor de Dios. (…) “Quién se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado
su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí. La fe se trasmite,
por contacto, de persona a persona, como una llama enciende otra llama “(L F ,37).
En
esta apertura al amor de Dios, los santos nos abren el camino porque han seguido las
huellas de Jesús: el Caminante, el Peregrino, el Buen Pastor, el que provoca el encuentro
para dar vida, para darse. “Ojala que Jesús te vaya marcando camino para encontrarte
con quien necesita más” (7/8/13). Este es el mensaje reciente de nuestro Papa Francisco
que llega a nosotros también a través de la vida del Padre Kolbe, el hombre, el sacerdote
que encontró la felicidad en darse, en donarse, en hacerse “otro Cristo” para que
muchos puedan volver a él y dejarse elevar, abrazar por su amor de salvación eterna.
(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe. (MZ-RV)