Cuesta
creer como la vida te puede cambiar en un segundo. Indeseada Tristeza, las 79 víctimas
del accidente del tren de Santiago de Compostela, los cientos de heridos y los familiares
de todos ellos no te desean más. Te mezclaste con la impotencia, con la rabia, incluso
con el odio, pero al final quieres que todo se reduzca a ti, Tristeza.
Con
el paso de los días se van conociendo más historias de esas vidas truncadas que llegaron
a su fin. Peregrinos que querían celebrar el día del Santo, parejas de novios de vacaciones,
familias que llegaban a sus casas para pasar el verano, sorpresas que no tuvieron
ningún final feliz. Antonio, gallego de 40 años, iba con su novia a la boda de su
hermano. Yolanda mexicana de 22, regresaba desde Madrid a Santiago donde estudiaba,
después de haber acompañado a su madre y su hermana al aeropuerto de Madrid para que
volvieran a México después de haber pasado unos días todas juntas en España. Daniela
tenía 2 años, murió en los brazos de su madre, también fallecida. Su padre y su hermano
sobrevivieron aunque están muy graves.
Indeseada Tristeza, acompañarás a todos
los que tuvieron algo que ver con ese maldito tren que iba a 190 kilómetros por hora.
Indeseada Tristeza también estarás hoy en los ojos y en los corazones de todos los
que rezarán por las víctimas en el funeral de la catedral de Santiago de Compostela.
Indeseada Tristeza no pretendas volver nunca más. Descansen en paz. (MZ-RV)