“Playa fidei”: Oración, sacramento y ayuda a los demás
(RV).- (Audio) Exactamente dos minutos
después de mediodía comenzó en Copacabana el espectáculo de entretenimiento llamado
“Show del Futuro Brasil', con la participación de diversas estrellas del ámbito religioso,
como el sacerdote italiano Marcelo Rossi, quien en el año 2007 superó con su CD de
canciones católicas las ventas de los artistas más consagrados de esta nación, y con
cuyas ganancias fue posible, entre otras cosas, construir en San Pablo la enorme iglesia
intitulada a la Madre de Dios, capaz de contener a cien mil personas.
O el
compositor y cantante nicaragüense radicado en EEUU, Tony Meléndez, célebre por su
habilidad de tocar la guitarra con los pies, puesto que no tiene brazos, y quien se
exhibió ante seis mil jóvenes en Los Ángeles, en 1987, junto al beato Juan Pablo II.
Tras aquella interpretación, el Papa Wojtyla había subido al escenario para besarlo
y felicitarlo diciéndole: “Tony, eres verdaderamente un joven muy valiente. Nos estás
dando esperanza a todos nosotros. Mi deseo para ti, es que sigas dando esperanza a
toda la gente”.
Sin entrar en las polémicas de tono político que dicen que
el fracaso de Campus Fidei se debe a que desde el inicio fue un error construir el
palco - ahora inutilizado porque inundado - en Guaratiba, en la zona oeste de Río,
un sacerdote muy contento comentó “fue Dios quien ha querido que esta vigilia se desarrollara
aquí, en Copacabana''.
Y en efecto el Papa, al tomar la palabra en esta vigilia
aludiendo al cambio de programa manifestó que probablemente el Señor quería decirnos
que “el verdadero campo de la fe” no es un lugar geográfico, sino que somos nosotros.
Cada uno de nosotros…
Francisco, que ofreció una verdadera catequesis juvenil,
propuso tres imágenes para comprender mejor lo que significa ser discípulo misionero:
el campo como lugar donde se siembra, el campo como lugar de entrenamiento y el campo
como obra de construcción.
También recomendó “jugar en el equipo de Jesús”,
para lo cual hay que entrenarse, porque Jesús “nos ofrece algo más grande que la copa
del mundo”: nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz. Pagando como precio
de entrada el entrenamiento, es decir el diálogo con él, o sea, la oración.
En
espera del Papa Francisco, con más de siete horas de anticipación, desde muy lejos
resonaban en los diversos rincones de esta ciudad los cantos de los más de dos millones
de jóvenes que “contagiaron” a no pocos obispos y prelados quienes participaron animadamente
en la coreografía, girando sobre sí mismos y aplaudiendo al ritmo de sus canciones…
Como el cardenal Arzobispo de Viena, Christopher Schönborn, a quien hemos
visto en el palco de la JMJ luciendo una camiseta amarilla sobre su sotana fileteada
y con el solideo en su cabeza.
Se trata del purpurado, recordamos, que los
jóvenes aprecian mucho por su sencilla forma de ser, y quien organizó el "Youcat",
el catecismo para los jóvenes de la JMJ, regalo de Benedicto XVI en la pasada edición
de Madrid 2011, y cuya camiseta amarilla publicitaba, precisamente, este pequeño volumen
de menos de 300 páginas.
Y aunque el tiempo había mejorado, la prefectura desaconsejaba
entrar en el mar. De hecho, informó que 106 chicos fueron salvados de morir ahogados
gracias a los socorristas…
Entre los gestos del Papa: “Jesús mirá lo que hice”,
llevándose la mano a la frente, como cuando se toma conciencia de un gran error.
Entre
las palabras que resuenan del Papa: “Que no sean otros los protagonistas del cambio”,
sino los jóvenes, que son el futuro.
Y entre los “silencios” del Papa: el
momento de la adoración Eucarística, roto sólo por el rumor de las olas del Atlántico.
Desde
Río de Janeiro, María Fernanda Bernasconi, RV.