(RV).- (Audio) “Vine para encontrarme
con jóvenes venidos de todas las partes del mundo, atraídos por los brazos abiertos
de Cristo Redentor. Ellos quieren volver a escuchar su llamada clara y potente: Vayan
y hagan discípulos a todas las naciones”. Con estas palabras -pronunciadas tras haber
tocado suelo brasileño- el Papa Francisco expresó que el motivo principal de su presencia
en Brasil va más allá de sus fronteras… Y lo estamos viendo.
El sucesor de
Pedro y vicario de Cristo tiene palabras de consuelo y muchos abrazos para todos,
y no se escatima. Como nos lo está demostrando a lo largo de estos días, visitando
por ejemplo, a quienes por diversos motivos de la vida, por elecciones mal hechas
por circunstancias adversas; incurrieron en la droga en sus variadas modalidades y
ahora tras un largo camino, doloroso, seguramente y lleno de recaídas, tienen necesidad
de desintoxicarse. Pero igualmente abrazando a los hijos de Dios, nuestros hermanos
que sobreviven en los barrios más populares, más olvidados, visitando una favela de
Río de Janeiro, y con ella las “favelas” de todo el mundo.
El Papa Francisco
que continuamente nos da muestras de sus grandes capacidades, dotes y talentos, nos
está regalando la enseñanza de la que brota la verdadera caridad, y es la de la atenta
escucha. La reflexión que les proponemos en el Audio que acompaña este texto de presentación
se concentra en el tema de los mil y un modos que el Papa Francisco tiene de abrazar,
vistos desde la óptica de dos momentos en el desarrollo de la JMJ Río 2013: la visita
a un hospital para la desintoxicación de las drogas, y su visita a un barrio pobre
en la periferia de Brasil.
En estos dos encuentros nos detenemos para volver
a escuchar el concepto de la riqueza que viene del compartir pobreza, pero también
el de la solidaridad y el llamamiento, a quienes tienen más recursos; para que no
se cansen de trabajar por un mundo más justo y solidario. En Lampedusa, Italia, el
8 de julio el Santo Padre habló de la “globalización de la indiferencia”, acá, en
Brasil, el Papa Francisco dice de nuevo “no” a la cultura del egoísmo que reglamenta
nuestra sociedad: “ningún esfuerzo de pacificación perdurará en el tiempo ni tampoco
la armonía o la felicidad, si una sociedad ignora, margina o abandona en la periferia
una parte de sí misma”. Emerge nuevamente y con fuerza aquel descarte puesto en evidencia
por el Papa Francisco desde el inicio de su viaje, primero en el avión, hablando con
los periodistas, pero también cuando se encontró con los chicos argentinos en la Catedral
de San Sebastián de Río de Janeiro: “Estamos presenciando una filosofía y una praxis
de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos… No se
dejen excluir”. O instantes antes de encontrarse con los chicos y chicas argentinos,
visitando el barrio pobre de Varginha cuando fue rotundo y dijo: “No hay que descartar
a nadie. La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en
que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza”.
Patricia
L. Jáuregui Romero @pjuregui – Radio Vaticano