(RV).- (Audio) El padre Antonio Grande,
de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de
rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando
de la nueva Evangelización.
Una desafiante pastoral de los jóvenes
La
Iglesia va al encuentro de los jóvenes y de sus realidades más hondas, las
observa y busca acompañarlos para dar sentido a sus preocupaciones y búsquedas: en
relación a sus vínculos afectivos y familiares, a la maduración de su identidad personal,
en su proyección en la vida desde un estudio o el mundo laboral, frente al desafío
de las puertas que se cierran a su deseo de construir un futuro de esperanza. Es aguda
la observación de Aparecida sobre la realidad actual de nuestros adolescentes y jóvenes.
“Están afectados por una educación de baja calidad, que los deja caer por debajo de
los niveles necesarios de competitividad, sumado a los enfoques antropológicos reduccionistas,
que limitan sus horizontes de vida y dificultan la toma de decisiones duraderas” (A
445).
Los reconoce en su dignidad de personas amadas por Dios, llamadas al
encuentro con Cristo, y, a madurar una participación en la Iglesia como discípulos
misioneros.
“Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población
de América Latina y El Caribe. Representan un enorme potencial para el presente
y futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos, como discípulos y misioneros del
Señor Jesús. Los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos
de Cristo… En su búsqueda del sentido de la vida, son capaces y sensibles para descubrir
el llamado particular que el Señor Jesús les hace. Como discípulos misioneros, las
nuevas generaciones están llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción
alguna, la corriente de vida que viene de Cristo, y a compartirla en comunidad construyendo
la Iglesia y la sociedad” (A 443).
El Pueblo de Dios como tal es el sujeto
de la recepción y la transmisión del Evangelio, de Jesús Evangelio y el primer y más
grande evangelizador. Los adultos, iniciando por los padres de los adolescentes y
jóvenes, los abuelos, y quienes en el afecto cuidan de ellos, sus maestros y sus profesores,
los adultos que se relacionan con jóvenes en el mundo del trabajo y de la cultura,
son llamados a amarlos con respeto y a buscar acompañarlos a desarrollar su maduración
integral, y, a asumir su propia vocación en la Iglesia y en la sociedad.
Es
una tarea que se debe desempeñar en las actividades cotidianas y en la realización
de eventos que convocan a multitudes de jóvenes, como son las peregrinaciones a santuarios
donde se venera al Señor Jesús, a María, y a algunos santos. Un hecho significativo
son las jornadas nacionales de jóvenes, o, las Jornadas Mundiales de la Juventud iniciadas
por el Papa Juan Pablo II, con el servicio destacado del cardenal Eduardo Pironio,
en 1987, Buenos Aires. Ellas se vienen extendiendo en el tiempo con muchos frutos
evangélicos realizándose alternativamente en Roma, y en otras ciudades del mundo.
Ahora, el Papa Francisco presidirá la que se realizará en Río de Janeiro desde el
23 al 28. Los invito a acompañar esta Jornada rezando y ofreciendo las buenas obras
y los sacrificios del día.
Aparecida, en 2007, promovía: “g) En las metodologías
pastorales, procurar una mayor sintonía entre el mundo adulto y el mundo juvenil.
h) Asegurar la participación de jóvenes en las peregrinaciones, en las Jornadas nacionales
y mundiales de Juventud, con la debida preparación espiritual y misionera, y con la
compañía de sus pastores” (A 446).