2013-07-04 12:26:39

En el espíritu de Aparecida


Padre Antonio Grande

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 El padre Antonio Grande, de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando de la nueva Evangelización.

Una nueva evangelización para que nuestros pueblos renueven su fe en Jesucristo y en Él tengan vida


Realizo una segunda recapitulación de estos mensajes sobre El espíritu de Aparecida.

La vida en Jesucristo por obra del Espíritu Santo nos regala y compromete a reconocer a Dios como Padre, y a reconocer en el otro/en los otros a un hermano, a nuestros hermanos. Es el centro de la comunicación del Evangelio que el Pueblo de Dios, cada uno de los bautizados, es llamado a interiorizar con alegría y confianza, y a entregar con sencillez, coraje y paciencia como don para nuestros hermanos.

Esta iniciativa de Dios pide cultivar una espiritualidad, un estilo de vida guiado por la fe que anima continuamente la caridad en la esperanza que Dios es fiel, y acompaña el caminar de su pueblo en su lucha por una vida más digna, en la justicia y la solidaridad promoviendo la inclusión de todos. Ello exige una renovada actitud de conversión personal, comunitaria y pone en revisión las estructuras o los medios con los que vive la comunidad cristiana.

Entre las formas o medios de evangelización, se destaca el protagonismo de los laicos en el ejercicio de la pastoral orgánica presidida por el obispo, en comunión de misión con los presbíteros, los consagrados y las consagradas de la comunidad diocesana. Las parroquias necesitan renovarse para una formación de los fieles laicos que les anime, junto con los pastores, a construir comunidades vivas y misioneras.

Este dinamismo desafía a los discípulos misioneros a estar atentos a las necesidades, los deseos profundos y los grandes sufrimientos de muchos hermanos en nuestros pueblos. Se trata de acompañarlos en la búsqueda de una vida humana digna, desde la propia experiencia de ser amados y perdonados por el Señor. Es la comunidad cristiana que se abre a sus hermanos en dificultad, para compartir la propia experiencia de la esperanza ya sembrada por el Espíritu Santo en las personas desde el bautismo, de testimoniar la fuerza transformante de la fe para suscitar la reconciliación entre los enemistados, las ganas de vivir y de luchar a los desanimados, y, juntos seguir colaborando con el crecimiento de las semillas del Reino de Dios ya presentes en el mundo.

Aparecida en la Conclusión convoca a los bautizados a comunicar la alegría de la vida en Cristo a los hermanos de nuestros países.

“Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28,20), desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y de amor, de alegría y de esperanza! No podemos quedarnos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente” (A 548).








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