(RV).- Se ultiman los preparativos y crece la esperanza ante la visita del Papa a
Lampedusa el 8 de julio. Un viaje que nace de la voluntad del Santo Padre para promover
la solidaridad hacia los migrantes que dejan sus países en busca de una vida mejor.
En las últimas horas, se han producido dos desembarcos en la isla, con más de 300
inmigrantes. Nuestro compañero de la sección italiana, Fabio Colagrande ha entrevistado
al padre Giovanni La Manna, jesuita, presidente de la Asociación Centro Astalli di
Roma, que trabaja ayudando a los refugiados.
(audio) "Estoy muy feliz
de que el Papa haya tomado esta decisión. El Papa siempre ha invitado a todos a ver
en los rostros de los refugiados el rostro de Cristo. No escapa ni siquiera él - para
dar un ejemplo - a este encuentro en un triste lugar donde la humanidad ha sido llevada
hasta el límite. Porque en el Mediterráneo, no podemos olvidar que hay demasiadas
muertes, se habla de 20 mil, que en los últimos años han perdido la vida atravesando
el mar. Ahora saber que Papa Francisco pidió ir allí discretamente, es un testimonio
que nos anima a permanecer al servicio de estas personas".
La Iglesia no
sólo denuncia lo que está sucediendo en el Mediterráneo, sino que es consciente de
que hay respuestas reales que se podrían dar a esta continua masacre y atropello de
la dignidad humana.
(audio) "El Mediterráneo
ha convertido de "cuna de la civilización" a "cementerio", y esto es responsabilidad
de toda la comunidad internacional. A esta comunidad le pedimos canales humanitarios
seguros para evitar que las personas sigan encontrando la muerte en la travesía del
mar. Permitamos a ellos que se deshagan de los traficantes. Tener en pie este tráfico
humano, me pregunto a quién está beneficiando".