(RV).-(Audio)
Ayer por la tarde
avanzada, terminaba el duro trabajo del pastor sobre el borde del desierto y la montaña
en Nitramnas; largas horas buscando algo de pasto tierno para sus ovejas, alguna vertiente
de agua fresca. Antes de guardarlas en el amplio y protegido corral, las repasó una
a una para saber si estaban todas -más por el nombre que le había puesto a cada una
que por el número-, algo más de 90. Y descubrió que faltaba una.
El pastor
volvió a empuñar el bastón, dejó a las otras y salió en busca de la oveja en falta.
El balido mimoso de la oveja pequeña y predilecta, lo detuvo un instante, pero su
preocupación por el redil entero, todas y cada una, le dio fuerza a su paso decidido
en búsqueda de aquella distraída o desorientada, amenazada de aislamiento y de los
peligros de la noche.
Con el último resplandor del sol frente a la noche, divisamos
una sola silueta regresando. Pensamos en el fracaso de la búsqueda. Corrimos a encontrarlo.
Y ya mas de cerca comprendimos que la silueta sola era porque el pastor amante cargaba
a la oveja sobre sus hombros, hechos los dos la misma cosa. Se arrodilló para entregarla
al rebaño delicadamente y allí pudimos ver que el pastor sangraba heridas profundas
en su cuerpo entero. Había liberado y defendido a la oveja de las zarpas y dientes
de los depredadores. Pero ahora las tenía a todas juntas.
Treinta y cuarto
Arzobispos del mundo recibirán de manos de Papa Francisco una especie de collar tejido
con lana de oveja, con cinco cruces rojas y tres clavos. Representa a Cristo Buen
Pastor y Cordero de Dios. Y les recuerda que tienen la misión de cargar las ovejas
sobre sus hombros.