Dios siempre está en la historia de su pueblo, lo acompaña y guía, como Jesús con
cada uno de nosotros, reitera el Papa
(RV).- (Con audio y video) Una vez más miles
de peregrinos de tantas partes del mundo participaron en la audiencia general del
Papa Francisco. Recordamos que la de esta semana es la última audiencia general, antes
de la tradicional pausa de julio, que coincide con el verano romano. Por lo que todas
las audiencias privadas y especiales del Santo Padre se suspenden y durante el mes
de julio, se anulan las audiencias generales de los miércoles, 3, 10, 17 y 31. Las
audiencias generales se reanudarán el miércoles 7 de agosto en el Vaticano.
«La
Iglesia: Templo del Espíritu Santo», fue el tema de la catequesis del Obispo de Roma,
haciendo hincapié en que «Dios, por la encarnación de su Hijo, “construye su casa”
para habitar en medio de nosotros. Así, Cristo es el Templo vivo del Padre, él mismo
edifica su “casa espiritual”, no hecha de piedras materiales, sino de “piedras vivas”».
En su catequesis central en italiano, reiterando la imagen del templo en el misterio
de la Iglesia, el Papa destacó que nos «recuerda que Dios siempre estuvo dentro de
la historia de su pueblo, acompañando su camino y guiando sus pasos». Y recuerda también
nuestra historia, la historia personal de cada uno de nosotros, cómo me encontró Jesús,
como ha caminado conmigo, cómo Jesús me ama y me bendice, enfatizó el Santo Padre,
añadiendo luego que la Iglesia es la casa de Dios y es el Pueblo de Dios, donde podemos
encontrar la luz del Espíritu Santo, al Padre y a Jesús: «Así pues, lo que estaba
prefigurado en el antiguo Templo, lo realiza el poder del Espíritu Santo, en la Iglesia:
la Iglesia es la "casa de Dios", el lugar de su presencia, donde podemos recibir y
encontrar al Señor; la Iglesia es el templo en el que habita el Espíritu Santo que
la anima, la guía y la sostiene. Si nos preguntamos, ¿dónde podemos encontrar a Dios?
¿Dónde podemos entrar en comunión con Él por medio de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar
la luz del Espíritu Santo para que ilumine nuestras vidas? La respuesta es: en el
pueblo de Dios, en medio de nosotros, que somos Iglesia. Entre nosotros, dentro del
pueblo de Dios y de la Iglesia, allí encontraremos a Jesús, al Espíritu Santo, encontraremos
al Padre». Cristo es el Templo viviente del Padre y edifica su casa espiritual
– la Iglesia – con piedras vivas, que somos nosotros, reiteró el Obispo de Roma, haciendo
hincapié una vez más en la belleza de ser piedras vivas del edificio de Dios, unidas
profundamente a Cristo: «En él, -en Jesús- todo el edificio, bien trabado, va creciendo
para constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados
al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu," dice Pablo (Efesios
2:20-22). ¡Qué hermosa cosa! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios,
profundamente unidas a Cristo, que es la roca de apoyo, y el apoyo entre nosotros,
¿no? Y qué significa esto? Que el Templo somos nosotros, la Iglesia, pero nosotros,
vivos, nosotros somos Iglesia, somos el Templo vivo, y cuando estamos juntos está
el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como Iglesia. No estamos aislados, somos
el pueblo de Dios, y ésta es la Iglesia: Pueblo de Dios. Y es el Espíritu Santo con
sus dones, que diseña la variedad: esto es importante. ¿Qué hace el Espíritu Santo
entre nosotros? Diseña la variedad, la variedad que es la riqueza de la Iglesia y
une todo y a todos, a fin de constituir un templo espiritual, donde no ofrecemos sacrificios
materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 Pt 2, 4-5).» En este contexto,
el Papa volvió a poner de relieve que la Iglesia no es una trama de cosas e intereses,
sino que es el templo del Espíritu Santo, el Templo donde Dios obra, el Templo en
el que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra viva y es útil. Todos
somos necesarios y somos iguales ante los ojos de Dios. Nadie está por encima de los
demás, ni siquiera el Papa: «Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia: ¡Nadie
es inútil en la Iglesia! Y si alguien, por casualidad, dice, cualquiera de ustedes:
"ve a casa, tú eres un inútil", ¡eso no es verdad! ¡Nadie es inútil en la Iglesia:
todos somos necesarios para construir este templo! Nadie es secundario: "Ah, yo soy
el más importante en la Iglesia!": ¡no! ¡Todos somos iguales ante los ojos de Dios,
todos, todos! Pero alguno de ustedes puede decir: "Pero, mire, señor Papa, usted no
es igual a nosotros". Sí, soy como uno de ustedes, todos somos iguales, todos somos
hermanos! Nadie es anónimo: todos formamos parte y construimos la Iglesia. Pero esto
nos invita también a reflexionar sobre el hecho de que si falta el ladrillo de nuestra
vida cristiana, le falta algo a la belleza de la Iglesia. Y, si algunos dicen, "Ah,
yo con la Iglesia, no, yo no tengo nada que ver."¡Pero entonces faltará el ladrillo
de tu vida, en este hermoso templo! Nadie puede salir, ¿eh? ¡Todos tenemos que llevar
a la Iglesia nuestra vida, nuestro corazón, nuestro amor, nuestro pensamiento, nuestro
trabajo... Todos juntos!» Y al concluir su catequesis, el Santo Padre alentó a
rogar al Señor la gracia de ser siempre piedras vivas de su Iglesia: «Que el Señor
nos conceda su gracia, su fuerza, para que podamos estar profundamente unidos a Cristo,
piedra angular, el pilar, piedra de apoyo de nuestra vida y de toda la vida de la
Iglesia. Oremos para que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de
su Iglesia».