2013-06-06 12:57:30

Acoger a Cristo en los refugiados y los desplazados, misión de la Iglesia


(RV).- RealAudioMP3 «Queridos amigos, nunca olviden la carne de Cristo, que está en la carne de los refugiados: su carne es la carne de Cristo»... Esta exhortación del Papa Francisco, a los participantes en la plenaria del Pontificio Consejo para los Migrantes e Itinerantes, resuena en el documento del mismo dicasterio presentado este jueves con el título: «Acoger a Cristo en los refugiados y en los desplazados forzosos. Orientaciones Pastorales». Reiterando el magisterio pontificio se recuerda que a lo largo de toda la historia, la Iglesia ha estado cerca de los pueblos en movimiento por medio de diversos proyectos y servicios, cono asistencia directa proporcionándoles alojamiento, alimentación, atención médica y programas de reconciliación, así como diferentes formas de asesoramiento. Mediante estas intervenciones el objetivo de la Iglesia es ofrecer a los refugiados, a los desplazados internos y a las víctimas de la trata, una oportunidad para recuperar su dignidad humana trabajando de forma productiva y asumiendo los derechos y los deberes del país que los recibe, y sin olvidar nunca alimentar su vida espiritual.

Por consiguiente, este documento es fruto de una reflexión teológica y pastoral por la cual la Iglesia considera la migración como un campo misionero, en el que hay que dar testimonio de la Buena Nueva. La Iglesia nos invita a ser testigos y proclamar en estas circunstancias el significado del amor de Dios en Jesucristo para toda persona, a permanecer fieles, a través de su ministerio, a su llamada y a interpretar los signos de los tiempos.

Además de reflexionar sobre el presente, este Documento mira hacia el futuro, afianzados en los derechos y deberes: de los Estados, de los refugiados y de los solicitantes de asilo, desplazados internos, apátridas y víctimas de la trata, víctimas de explotación sexual, víctimas de trabajo forzoso, niños soldado, y personas objeto de contrabando. Analizando como una causa de desplazamiento forzoso, alentando a la prevención y a encontrar soluciones duraderas a los conflictos.

En más de 60 páginas, este Documento, con su Presentación e Introducción, se dedica al amor de la Iglesia por los refugiados y otros desplazados forzosos, profundiza en la humanidad, como una familia. Se afianza el Cuerpo místico de Cristo, un solo pan, un solo cuerpo, en Jesucristo presente en los refugiados y en otros desplazados forzosos.

(CdM – RV)








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