Uruguayos, argentinos y brasileños analizaron la vida y futuro de los jóvenes en el
Encuentro de Diócesis de Frontera
(RV).- Los Obispos de Salto, Melo y Tacuarembó, Mons. Pablo Galimberti, Mons. Heriberto
Bodeant y Mons. Julio Bonino, respectivamente, acompañados por una veintena de sacerdotes,
laicos y jóvenes de la Pastoral Juvenil uruguayos, participaron en el XXVIII Encuentro
de Diócesis de Frontera que se celebró del 20 al 22 de mayo en Dionísio Cerqueira,
Santa Catarina, Brasil.
Participaron en total 63 delegados de cuatro diócesis
de Argentina, seis de Brasil, una de Paraguay y tres de Uruguay, junto a siete Obispos
de los referidos países. En esta edición del Encuentro de Diócesis de Fronteras, en
el marco del Año de la Fe y ante la próxima celebración de la Jornada Mundial de la
Juventud en Río de Janeiro, se abordó como tema la vida y el futuro de la juventud.
Los
participantes analizaron los factores que amenazan la vida y el futuro de la juventud
tales como situaciones de violencia; discriminación racial y social; desocupación,
el subempleo y la inserción laboral prematura, con abandono de los estudios; la falta
de motivación; el tráfico de personas; políticas educativas estatales que promueven
una antropología disgregada; iniciación sexual prematura, la maternidad (y también
paternidad) precoz; miedos; desconfianza; legitimación de cambios culturales negativos;
rechazo a la forma en que son propuestos algunos valores cristianos.
En el
encuentro los participantes no se detuvieron solamente en las dificultades que afectan
a los jóvenes sino que compartieron los sueños de la juventud. Frente a los desafíos
que plantean las realidades analizadas y los sueños compartidos, efectuaron una serie
de propuestas en el campo público, para el mundo juvenil en general, para la Pastoral
Juvenil, en particular, y en la Iglesia, en general. ER RV
Mensaje
Final del Encuentro de Diócesis de Frontera
“Los vecinos se encuentran
para compartir y reflexionar sobre situaciones que amenazan la vida y el futuro de
la juventud: desafíos y perspectivas pastorales”. En la frontera donde se unen
dos países de América del Sur y dos Estados de Brasil, el nucleamiento urbano que
forman Dionisio Cerqueira (Santa Catarina, Brasil); Barracão (Paraná, Brasil) y Bernardo
de Irigoyen (Misiones, Argentina), nos hemos reunido 63 delegados de cuatro diócesis
de Argentina, seis de Brasil, una de Paraguay y tres de Uruguay, junto a siete de
nuestros Obispos, en el XXVIII Encuentro de Diócesis de Frontera.
En el marco
del Año de la Fe 2012-2013 y ante la próxima celebración de la Jornada Mundial de
la Juventud en Río de Janeiro, hemos elegido como tema la vida y el futuro de la juventud.
Eso ha hecho que participaran de este encuentro más jóvenes que los que lo hacen habitualmente,
y que tuvieran un importante espacio para que todos escucháramos sus voces.
“Mi
hija está a punto de morir” (Marcos 5,23) Iluminados por una lectura detenida de
un pasaje del Evangelio según San Marcos (capítulo 5, versículos 21-24 y 35-43), escuchamos
a los jóvenes presentarnos algunas situaciones que amenazan la vida y el futuro de
la juventud. Entre ellas destacamos:
- Las situaciones de violencia que sufren
los jóvenes, pero también la percepción social del joven como amenaza, para la que
la respuesta es el encierro y el castigo. - La discriminación racial y social que
sufren muchos jóvenes. - La desocupación, el subempleo y la inserción laboral prematura,
con abandono de los estudios. - La falta de motivación para continuar estudiando
y/o buscar trabajo. - El tráfico de personas con fines de explotación sexual o
laboral. - Políticas educativas estatales que promueven una antropología disgregada:
visión de la sexualidad reducida a la genitalidad y separada del amor y legislaciones
que pretenden convalidar formas de matrimonio y familia que no corresponden a la visión
cristiana. - La iniciación sexual prematura, la maternidad (y también paternidad)
precoz. - Los miedos que se apoderan del corazón de los jóvenes: convertirse en
excedente social, morir y quedar desconectados de las nuevas tecnologías de comunicación,
con las que viven gran parte de su vida social. - La desconfianza del otro, incluso
de sus pares. - La legitimación de cambios culturales negativos. - El rechazo
a la forma en que son propuestos algunos valores cristianos. “La niña no ha muerto;
está dormida” (Marcos 5,39) A pesar de que algunos parezcan no atreverse a soñar
(“no tengo sueños”, respondió un joven a una encuesta) los jóvenes sueñan: - Una
vida mejor: crecer dentro de su familia de origen, estudiar, trabajar, formar un día
su propia familia. - Un mundo con valores distintos a los que perciben en la sociedad. -
Esperan que la Iglesia cambie en su forma de mirar al mundo, pero también piden su
apoyo y acompañamiento. Más todavía, la vida de muchos jóvenes se hace signo de
esperanza cuando: - Expresan su confianza en la Iglesia. - Desean la afirmación
de la propia identidad cultural. - Se comprometen en el servicio a los más pobres,
en la defensa de la vida, en salir al encuentro de otros jóvenes para presentar la
persona de Jesucristo “Talitá kum”: “Muchacha, a ti te digo, levántate” (Marcos
5,41)
Frente a los desafíos que nos plantean estas realidades y estos sueños,
coincidimos en las siguientes propuestas:
En el campo público, - promover
la educación pública integral, a través del aporte de los cristianos en la elaboración
de las políticas públicas. - actuar en redes con otras organizaciones que trabajan
con jóvenes.
En el mundo juvenil - transformar los sueños que se agotan
en el individualismo y los logros materiales en ideales movilizadores y trascendentes.
En
la misión de la Iglesia - promover el encuentro con Jesús y enraizar a Dios dentro
de la gente - cambiar las estructuras caducas - mejorar la coordinación entre
las parroquias. - hacer que la Iglesia sea un hogar para los jóvenes - reconocer
a la juventud como un lugar teológico, que desafía nuestro modo de pensar la pastoral
y la Iglesia
En la Pastoral Juvenil - Dejarnos fascinar por Cristo y por
la vida de los jóvenes, renovar la opción preferencial por los jóvenes y apasionarnos
por la Pastoral Juvenil - Proponer a los jóvenes el encuentro con Jesucristo vivo
y su seguimiento en la Iglesia, a la luz del Plan de Dios, que les garantiza la realización
plena de su dignidad de ser humano. - Privilegiar enla Pastoralde Juventud procesos
de educación y maduración en la fe, como respuesta de sentido y orientación de la
vida. - Formar adultos capaces de acompañar a los jóvenes, insertos en la realidad
y dispuestos a brindar con generosidad tiempo para estar con ellos - Brindar atención
especial a los afrodescendientes jóvenes. Hay cosas hechas, pero necesitamos seguir
creciendo. Necesitamos atraer al joven que perdió las esperanzas y lograr generar
el espacio para que Dios tenga la oportunidad de cambiar su vida. Necesitamos llegar
a aquel que no cree, a aquel que aún no sabe en verdad lo hermoso que es formar parte
de la Iglesia. Necesitamos saber acompañar al joven que ya está en parroquia para
que pueda tener ese encuentro personal con Cristo resucitado, ya que esa es la clave
del ser cristiano: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que da un nuevo
horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus Caritas
Est).
Encomendamos a Nuestra Señora, patrona de nuestros pueblos, quien nos
ofreció al Autor de la Vida, la vida y el futuro de los jóvenes. Dionísio Cerqueira,
22 de mayo de 2013 Participantes de los siguientes países y diócesis:
Argentina:
Concordia, Goya, Gualeguaychú, Posadas
Brasil: Bagé, Chapecó, Porto Alegre,
Palmas–Francisco Beltrão, Santo Ângelo,
Uruguaiana Paraguay: Encarnación Uruguay:
Melo, Salto y Tacuarembó