RV-jesuita Guillermo Ortíz.- Reconozcamos que Dios no es algo vago y abstracto, tiene
un nombre: “Dios es amor”, afirmó el Obispo de Roma en su reflexión previa a la oración
mariana dominical del ángelus, en la Plaza de San Pedro colmada de multitud de peregrinos.
No
es un amor sentimental emotivo. La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos
humanos, es el rostro con que Dios mismo se ha revelado, caminando con la humanidad,
y sobretodo en Jesús de Nazaret. “Jesús es el Hijo que nos ha hecho conocer al Padre
Misericordioso y ha traído sobre la tierra su “fuego”, el Espíritu Santo”.
Francisco
concluyó afirmando que hoy alabamos a Dios por Él mismo, por su inmensa Gloria, agradeciendo
porque es amor, y porque nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la
vida eterna.
Texto completo de la alocución del Papa en italiano,
antes del rezo mariano del Ángelus.
Queridos hermanos y hermanas!
¡Buenos días!
Esta mañana hice mi primera visita a una parroquia de la diócesis
de Roma. Doy gracias al Señor y les pido que oren por mi servicio pastoral a esta
Iglesia de Roma, que tiene la misión de presidir en la caridad universal. Hoy
es Domingo de la Santísima Trinidad. La luz del tiempo pascual y de Pentecostés renueva
cada año en nosotros la alegría y el asombro de la fe: reconocemos que Dios no es
algo vago, nuestro Dios no es un Dios spray, es concreto, no es abstracto, sino que
tiene una nombre: "Dios es amor". No es un amor sentimental, emocional, sino el amor
del Padre, que es la fuente de toda la vida, el amor del Hijo que muere en la cruz
y resucita, el amor del Espíritu, que renueva al hombre y al mundo. Y pensar que
Dios es amor, nos hace bien, porque nos enseña a amar, a entregarnos a los demás como
Jesús mismo se dio por nosotros y camina con nosotros. Y Jesús camina con nosotros
en el camino de la vida. La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos
humanos, es el rostro con el que Dios se ha revelado a sí mismo, no desde lo alto
de un trono, sino caminando con la humanidad. Es Jesús quien nos ha revelado al Padre
y quien nos ha prometido el Espíritu Santo. Dios ha caminado con su pueblo en la historia
del pueblo de Israel y Jesús caminó siempre con nosotros y nos prometió el Espíritu
Santo, que es fuego, que nos enseña todo lo que no sabemos, que nos guía en nuestro
interior, que nos da buenas ideas y buenas inspiraciones. Hoy alabamos a Dios,
no por un misterio particular, sino por Sí mismo, "por su inmensa gloria", como dice
el himno litúrgico. Lo alabamos y le damos las gracias porque Él es Amor, y porque
nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la vida eterna. Encomendemos
nuestra alabanza a las manos de la Virgen María. Ella, la más humilde de las criaturas,
gracias a Cristo ya ha alcanzado la meta de la peregrinación en la tierra: ya está
en la gloria de la Trinidad. Por esto María, nuestra Madre, la Virgen, resplandece
por nosotros como signo seguro de esperanza. Es la madre de la esperanza, en nuestro
camino, en nuestra vida es la madre de la esperanza, es la madre la que nos consuela
también, la madre de la consolación y la madre que nos acompaña en el viaje. Ahora
recemos a la Virgen todos juntos, nuestra madre, que nos acompaña en el camino.
Palabras
del Papa tras la oración mariana del Ángelus
Queridos hermanos
y hermanas, Ayer en Palermo, fue proclamado Beato el sacerdote Giuseppe Puglisi,
sacerdote y mártir, asesinado por la mafia en 1993. Don Puglisi, fue un sacerdote
ejemplar, dedicado especialmente a la pastoral juvenil. Educando a los chicos según
el Evangelio los salvaba de la mafia, y por eso ésta intentó vencerlo asesinándolo.
Pero en realidad, es él que ha vencido, con Cristo Resucitado.
Pienso en tantos
dolores de hombres y mujeres, incluso de niños que son explotados por las mafias,
que los explotan, haciendo que ellos hagan el trabajo que les convierte en esclavos
de la prostitución, con tantas presiones sociales. Detrás de esta explotación, detrás
de esta esclavitud hay mafias. Pero recemos al Señor para que convierta los corazones
de estas personas, que no pueden hacer esto. No pueden hacer de nuestro hermanos,
esclavos. Debemos orar al Señor. Recemos para que estos mafiosos y estas mafiosas
se conviertan a Dios y alabemos a Dios por el luminoso testimonio de don Puglisi,
y hagamos tesoro de su ejemplo.
Saludo con afecto todos los peregrinos presentes,
a las familias, a los grupos parroquiales que han venido de Italia, España, Francia
y de tantos otros países. Saludo particularmente a la Asociación Nacional San Pablo
de los Oradores y de los Círculos Juveniles, que nació hace 50 años al servicio de
los jóvenes. Queridos amigos, San Felipe Neri, que hoy recordamos, y el beato Giuseppe
Puglisi apoyen sus esfuerzos. Saludo al grupo de católicos chinos aquí presentes,
que se han reunido en Roma para rezar por la Iglesia en China, invocando la intercesión
de María Auxiliadora.
Dirijo un saludo a todos los que promueven el "Día del
Alivio", a favor de los enfermos que viven en la recta final de su camino terreno;
así como la Asociación italiana de Esclerosis Múltiple. ¡Gracias por su compromiso!
Saludo a la Asociación Nacional del Arma de Caballería, y a los fieles de Fiumicello,
cerca de Padua.