(RV).- (Con
Audio) El padre Antonio Grande,
de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de
rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando
de la nueva Evangelización.
Las parroquias son un medio destacado por el cual
la Iglesia Diocesana se hace presente y cercana a muchos hombres. Ellas tienen que
cultivar un dinamismo marcado por el amor a las personas llamadas a participar en
comunidades vivas y dinámicas en el ámbito del propio territorio. Y, al mismo tiempo,
estar abiertas al intercambio de dones humanos y religiosos con las personas que participan
en la vida de otras parroquias y de las diversas comunidades.
Ellas ofrecen
la experiencia comunitaria de vivir según la Palabra celebrada en los sacramentos
con su centro en la Eucaristía dominical, y, guiada por el párroco, abierta a ser
familia de Dios en la que cada bautizado encuentre y desarrolle su vocación.
Se
subraya la misión de las parroquias, según su propia historia y estilo evangelizador,
para acompañar a los bautizados en el proceso de una progresiva experiencia de encuentro
con Cristo, y, de un maduro discernimiento para su inserción en la comunidad evangelizadora
y en una inserción coherente desde la fe en los ámbitos de la sociedad civil. Así
se retoma una reflexión que viene del Concilio Vaticano II y ha sido recibida y actualizada
por el magisterio latinoamericano. Aparecida explica que:
“Entre las comunidades
eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo,
sobresalen las Parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia (AA 10; SD 55) y
el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta
de Cristo y la comunión eclesial (EAm 41). Están llamadas a ser casas y escuelas de
comunión. Uno de los anhelos más grandes que se ha expresado en las Iglesias de América
Latina y del Caribe, con motivo de la preparación de la V Conferencia, es el de una
valiente acción renovadora de las parroquias a fin de que sean en verdad «espacios
de la iniciación cristiana», de la educación y celebración de la fe, abiertas a la
diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y
responsable, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos
pastorales y supra parroquiales y a las realidades circundantes (Eam 41)” (DA 170).
Es
necesario que mediante un renovado esfuerzo ellas se constituyan en comunidades misioneras
para que puedan comunicar el Evangelio a quienes no conocen a Cristo, y, a quienes
ya lo han recibido pero no participan de la vida de la comunidad cristiana (cf. DA
173). Para ello se debe convocar y formar a los laicos para que puedan desarrollar
su vocación misionera.
“Los mejores esfuerzos de las parroquias, en este inicio
del tercer milenio, deben estar en la convocatoria y en la formación de laicos misioneros.
Solamente a través de la multitud de ellos podremos llegar a responder a las exigencias
misioneras del momento actual. También es importante recordar que el campo específico
de la actividad evangelizadora laical es el complejo mundo del trabajo, la cultura,
las ciencias y las artes, la política, los medios de comunicación y la economía, así
como los ámbitos de la familia, la educación, la vida profesional, sobre todo en los
contextos donde la Iglesia se hace presente solamente por ellos” (cf. DA 174).
Podemos
decir que es un desafío estratégico para la nueva evangelización, el orientar la participación
corresponsable de los pastores y los laicos. Ello hará posible encontrar la novedad
de los métodos oportunos, para presentar el Evangelio a las personas de nuestro tiempo.
A los pastores corresponde promover con sabiduría la participación de los laicos,
y a éstos corresponde asumir su protagonismo con creatividad.
______________________________ FARRELL,
“Reflexiones para después de 1992”, SEDOI 116 (1992) 35; cf. también GERA, “Caminando
hacia el tercer milenio: nueva evangelización”, en Escritos TP 2, T 40 (1997) 572.
SCANNONE, “La nueva evangelización de América Latina”, Cuadernos Monásticos 96-97
(1991) 103. Cf. A. AMIGUEIRAS, “El fenómeno religioso en la sociedad argentina:
crisis y transformaciones en el catolicismo a comienzos del siglo XXI”, en GRUPO GERARDO
FARRELL, Crisis y reconstrucción. Aportes desde el pensamiento social de la Iglesia.
Dimensión social y ético-cultural, 100-103.