Prepararse al cielo es comenzar a saludarlo desde lejos, el Papa el viernes en Santa
Marta
(RV).-(Audio) El camino de fe no
es alienación, sino preparar el corazón para ver el rostro maravilloso de Dios: lo
dijo Francisco el viernes durante su homilía de la Misa en la Casa de Santa Marta.
Participaron algunos empleados de la Tipografía Vaticana, de la Gendarmería y de la
Ulsa, por sus siglas en italiano, la Oficina del Trabajo de la Sede Apostólica. Del
Evangelio del día el Pontífice se detuvo sobre el aliento de Jesús a los discípulos:
“No se turben”:
“Estas palabras de Jesús son palabras hermosas. En un momento
de despedida, Jesús habla a sus discípulos desde lo profundo del corazón. Él sabe
que sus discípulos están tristes, porque se dan cuenta que las cosas no están yendo
bien. Él dice: ‘No se turben’. Y comienza a hablar así, como un amigo, también con
la actitud de un pastor. Yo digo: la música de estas palabras de Jesús es la actitud
del pastor, como el pastor hace con sus ovejas, ¿no?… ‘No se turben; crean en Dios
y crean también en mí’.. y empieza a hablar ¿de qué cosa? Del cielo, de la patria
definitiva. ‘Crean también en mí’: yo permanezco fiel, es como si dijese eso, ¿no?…
Con la figura del ingeniero, del arquitecto les dice lo que va a hacer: ‘En la casa
de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a
prepararles un lugar’. Y Jesús va a prepararnos un lugar”.
El Papa se
preguntó luego: “¿Cómo es aquel lugar? ¿Qué cosa significa ‘preparar el lugar’? ¿Alquilar
un cuarto allá arriba? Preparar el lugar es preparar nuestra posibilidad de gozar,
la posibilidad - nuestra posibilidad - de ver, de escuchar, de entender la belleza
de aquello que nos espera, de aquella patria hacia la cual nos encaminamos”:
“Y
toda la vida cristiana es una obra de Jesús, del Espíritu Santo para prepararnos un
lugar, prepararnos los ojos para poder ver… ‘Pero, Padre, ¡yo veo bien! No necesito
anteojos’: pero aquella es otra visión…. Pensemos a esos enfermos de catarata que
deben operarse: ellos ven, pero después de la operación ¿qué cosa dicen? ¡‘Nunca habría
imaginado que se podía ver tan bien, sin anteojos!’. Nuestros ojos, los ojos de nuestra
alma tienen necesidad, necesitan estar preparados para mirar aquel rostro maravilloso
de Jesús. Preparar el oído para poder escuchar las cosas bellas, las palabras bellas.
Y principalmente preparar el corazón: preparar el corazón para amar, amar más”.
En
el camino de la vida – subrayó el Papa - el Señor prepara nuestro corazón “con las
pruebas, con las consolaciones, con las tribulaciones, con las cosas buenas”:
“Todo
el camino de la vida es un camino de preparación. Algunas veces el Señor debe hacerlo
rápidamente, como ha hecho con el buen ladrón: tenía solo pocos minutos para prepararlo
y lo ha hecho. Pero la normalidad de la vida es andar así, ¿no?: dejarse preparar
el corazón, los ojos, el oído para llegar a esta patria. Porque aquella es nuestra
patria. ‘Pero, Padre, un filósofo me ha dicho que todos estos pensamientos son una
alienación, que somos alienados, que la vida es ésta, lo concreto, y no se sabe qué
cosa haya más allá…’. Algunos piensan así… pero Jesús nos dice que no es así y nos
dice: ‘Tengan fe también en mi’. Esto que te digo es la verdad: yo no te estafo, yo
no te engaño”.
“Prepararse al cielo – dijo también el Obispo de Roma –
es comenzar a ‘saludarlo’ de lejos. Esta no es alienación: esta es la verdad, esto
es dejar que Jesús prepare nuestro corazón, nuestros ojos para aquella belleza tan
grande. Es el camino de la belleza” y “el camino de regreso a la patria”. Al final
de su homilía del viernes en Santa Marta el Papa Francisco pidió para que el Señor
nos dé “esta esperanza fuerte”, el valor y también la humildad de dejar que el Señor
prepare la morada, “la morada definitiva, en nuestro corazón, en nuestros ojos y en
nuestros oídos ”. (RC-RV)