(RV).- (Con audio) La comunidad cristiana
debe abrirse al Señor, a la alegría, al testimonio positivo. Si una comunidad no es
libre, no es creyente de verdad, se encierra en sí misma y queda dominada por dinámicas
negativas. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía del sábado 27 de abril por la
mañana durante la misa que celebró en la capilla de la casa de Santa Marta ante la
presencia de un grupo de empleados vaticanos del Servicio de Correo y un grupo de
voluntarios del dispensario pediátrico “Santa Marta”.
Entre los concelebrantes
se encontraba el Arzobispo Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Siria, y Monseñor Dražen
Kutleša, Obispo de Poreč i Pula, Croacia.
Su vida comunitaria para defender
la verdad - pues creen que defienden la verdad – es la calumnia, el chisme... son
comunidades chismosas, hablan en contra, destruyen al otro... por el contrario la
comunidad libre, con la libertad de Dios y del Espíritu Santo seguía adelante, aún
en las persecuciones. Y la palabra del Señor se difundía en toda la región.
Es
propio de la comunidad del Señor ir adelante, difundirse, así es el bien: ¡se difunde
siempre! Con este criterio de Iglesia, en examen de conciencia ¿cómo son nuestras
comunidades, las religiosas y las parroquiales? ¿Están abiertas al Espíritu Santo
que nos impulsa a difundir la palabra de Dios o cerradas y cargan con tantos mandamientos
los hombros de los fieles, como dijo el Señor a los fariseos?