Papa: No tenían miedo de nadie para anunciarlo porque su fuerza es la experiencia
muy fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado
(RV).- ¿De dónde sacaban los apóstoles su fuerza para predicar? En su reflexión previa
a la oración mariana dominical del Regina Coeli, con gran multitud de peregrinos en
la plaza de San Pedro, en Roma, Papa Francisco se detuvo brevemente sobre la página
del libro de Los Hechos de los Apóstoles, en la que se afirma que los Apóstoles llenaron
la ciudad con la noticia de que Jesús había verdaderamente resucitado. A pesar de
que los sumos sacerdotes y jefes de la ciudad trataron de frenar en su nacimiento
la comunidad de los creyentes en Cristo, prohibiéndoles predicar en su nombre y azotándolos
por esto, ellos dijeron que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” y salían
contentos de haber sufrido por el nombre de Jesús.
El Obispo de Roma explicó
que los Apóstoles no tenían miedo de nada ni de nadie para anunciar a Jesús, porque
su fuerza es la experiencia muy fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado:“Es
claro que solamente la presencia del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo
con ellos pueden explicar este hecho. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte
y personal de Jesús muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada y de ninguno,
es más, veían las persecuciones como un motivo de honor, que les permitía seguir las
huellas de Jesús y de parecerse a Él, testimoniándolo con la vida".
Esto dijo
Francisco, vale para la Iglesia de todos los tiempos, también para nosotros: "cuando
una persona conoce verdaderamente Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia
en la vida y la fuerza de la Resurrección, y no puede no comunicar esta experiencia.
Y si encuentra incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión:
responde con el amor y la fuerza de la vida", para terminar invitando a pedir a la
Virgen que la Iglesia en todo el mundo anuncie con franqueza y coraje la Resurrección
del Señor y dé un válido testimonio con signos de amor fraterno. Pidió en particular
para que los cristianos que sufren persecución sientan la presencia viva y confortante
de Jesús Resucitado.
Traducción palabras del Papa antes del Regina
Coeli
Queridos hermanos y hermanas
Quisiera detenerme
brevemente en la página de los Hechos de los Apóstoles que se lee en la Liturgia de
este Tercer Domingo de Pascua. Este texto narra que la primera predicación de los
Apóstoles en Jerusalén llenó la ciudad de la noticia que Jesús era verdaderamente
resucitado, según las Escrituras, y era el Mesías anunciado por los Profetas. Los
sumos sacerdotes y los jefes de la ciudad buscaron frenar el nacimiento de la comunidad
de los creyentes en Cristo e hicieron encarcelar a los Apóstoles, ordenándoles de
no enseñar más en su nombre. Pero Pedro y los otros once respondieron: «Hay que obedecer
a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús…
lo exaltó con su poder haciéndolo Jefe y Salvador… Nosotros somos testigos de estas
cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que obedecen» (Hech
5,29-32). Entonces hicieron azotar a los Apóstoles y les ordenaron nuevamente de no
hablar más en nombre de Jesús. Y ellos se fueron «dichosos de haber sido considerados
dignos de padecer por el nombre de Jesús (v. 41).
¿Dónde encontraban
los primeros discípulos la fuerza para dar este testimonio? No sólo: ¿de dónde les
venía la alegría y el coraje del anuncio, a pesar de los obstáculos y las violencias?
No olvidemos que los Apóstoles eran personas simples, no eran escribas, doctores de
la ley, ni pertenecían a la clase sacerdotal. ¿Cómo han podido, con sus límites y
obstaculizados por las autoridades, llenar Jerusalén con sus enseñanzas? (Cfr. Hech
5, 28) Es claro que solamente la presencia del Señor Resucitado y la acción del Espíritu
Santo con ellos pueden explicar este hecho. Su fe se basaba en una experiencia tan
fuerte y personal de Jesús muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada y de ninguno,
es más, veían las persecuciones como un motivo de honor, que les permitía seguir las
huellas de Jesús y de parecerse a Él, testimoniándolo con la vida.
Esta
historia de la primera comunidad cristiana nos dice una cosa muy importante, que es
válida para la Iglesia de todos los tiempos, también para nosotros: cuando una persona
conoce verdaderamente Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia en la vida
y la fuerza de la Resurrección, y no puede no comunicar esta experiencia. Y si encuentra
incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con
el amor y la fuerza de la vida. Rezando juntos el Regina Coeli,
pidamos la ayuda de María Santísima para que la Iglesia en todo el mundo anuncie con
sinceridad y coraje la Resurrección del Señor y dé testimonio válido con signos de
amor fraterno. Recemos en modo particular para que los cristianos que sufren persecución
sientan la presencia viva y confortante del Señor Resucitado. Palabras
del Papa tras el rezo mariano del Regina Coeli
Al término de
la oración mariana del Regina Coeli, el Santo Padre recordó que ayer, “en Venecia,
fue beatificado Don Luca Passi, sacerdote italiano de Bérgamo, fundador enn el siglo
XIX de la Obra laical de Santa Dorotea y del Instituto de las Hermanas Maestras de
Santa Dorotea. ¡Demos gracias a Dios!”
“Hoy en Italia –ha afirmó el
Pontífice- se celebra la Jornada de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, con
el tema: "Las nuevas generaciones, más allá de la crisis." Este ateneo nació de la
mente y el corazón del Padre Agostino Gemelli y con un gran apoyo popular, ha preparado
a miles y miles de jóvenes a ser ciudadanos competentes y responsables, constructores
del bien común. Invito a sostener siempre este Ateneo para que continúe proporcionando
una excelente educación a las nuevas generaciones, que les permita afrontar los retos
de la época actual”.
Francisco al final saludó con afecto a todos los
peregrinos presentes, provenientes de muchos países! A la familias, y a los grupos
parroquiales, a los movimientos, a los jóvenes. En particular,
el Papa saludó a los peregrinos de la diócesis de Siena-Colle di Val d'Elsa-Montalcino,
con el arzobispo Mons Buoncristiani. Un pensamiento especial también lo tuvo Francisco
para los niños y niñas que se preparan para la Confirmación. Buen domingo
a todos!