Un grito de dolor, de esperanza y justicia: jóvenes libaneses en el Vía Crucis del
Coliseo
(RV).- En el Coliseo este año durante el Vía Crucis del Viernes Santo, las meditaciones
darán a conocer las inquietudes y las expectativas de los pueblos del Oriente Medio.
Antes de abandonar el ministerio petrino, Benedicto XVI les pidió a los jóvenes del
Líbano que fueran ellos quienes dieran voz a las estaciones del Calvario de Cristo.
Bajo la dirección del Patriarca de Antioquía de los Maronitas, el cardenal Bechara
Boutros Raï, un grupo de chicos ha desarrollado las meditaciones espirituales, las
reflexiones sobre el sufrimiento del mundo contemporáneo y las expectativas de esperanza.
“Lo importante en el Via Crucis -dice el cardenal Bechara Rai- es que todo
el mundo pueda encontrarse en el rostro de Cristo y tener la luz y la fuerza para
ser capaz de llevar la propia cruz. Este es el valor que tienen las estaciones: se
les llama "estaciones", que significa "paradas" de meditación personal y comunitaria
con Cristo, el cual refleja nuestro sufrimiento, y encontramos en Él la luz de la
esperanza.
Hablando de sufrimiento, el purpurado libanés señala, en una entrevista
de Radio Vaticano, que “la guerra, la violencia, las expectativas de los jóvenes que
encuentran cerrados los horizontes, el dolor de la migración, la falta de seguridad
para el futuro de los jóvenes, son problemas insolubles a los que la comunidad internacional
parece no interesarle encontrar soluciones de paz y justicia. Nosotros vivimos en
Oriente Medio, la gran tragedia de la cuestión palestina, la tragedia de la guerra
en Siria, la convivencia con los musulmanes, el problema de los fundamentalistas ...
En
las reflexiones hay muchos puntos y trazos de la liturgia oriental, y también de la
Exhortación postsinodal del Papa Benedicto XVI "Ecclesia en el Oriente Medio". Una
exhortación que el cardenal Bechara Butros Rai reconoce que les ha inspirado sobre
todo en la comunión, a “ser uno”, “a abrirse a los demás, para construir puentes con
todos aquellos con quienes vivimos”. “De hecho, en la Exhortación Apostólica la comunión
parte de la comunión interna, a nivel de la comunidad o de la Iglesia, pero también
de las otras Iglesias - Católica, Ortodoxa, Protestante – de los musulmanes, de los
Judíos y otras religiones con las que vivimos. Esto ha impulsado mucho a la apertura
de vivir juntos. Es dar 'testimonio del amor de Cristo”. “En la Exhortación los jóvenes
encontraron una gran mina de ideas para expresar las inquietudes, oraciones, junto
con la liturgia oriental: la liturgia de Antioquía, bizantinos, sirios”.
“Estamos
seguros que las "estaciones" no terminan”, asegura el purpurado libanés: “de hecho,
en muchas de las tradiciones de nuestras iglesias, no terminan con la XIV estación,
sino también existe la XV, o la resurrección. Todo el valor de las meditaciones y
del sufrimiento es porque al final llega el domingo: no se detienen solo al viernes,
sino que llegamos hasta el domingo. Nosotros sufrimos, morimos para resucitar”. El
mensaje que los jóvenes libaneses quieren transmitir a la humanidad, afirma el patriarca
maronita de Antioquia es: “el valor de la paz, el grito contra la injusticia, porque
los jóvenes libaneses ven con sus propios ojos que hay mucha injusticia. Creo que
Benedicto XVI ha querido proféticamente que estos jóvenes expresaran en nombre de
la humanidad su grito de dolor, la esperanza y la justicia”. (ER -RV)