Caminar, edificar, confesar, primera homilía del Papa
(RV).- (Con audio) El Papa Francisco presidió esta tarde la celebración de la Santa
Misa por la Iglesia con los cardenales en la Capilla Sixtina.
En su homilía
el Papa Francisco, comentando las lecturas de esta misa invitó a caminar siempre ante
la presencia del Señor. Y dijo “Caminar siempre ante la presencia del Señor y a la
luz del Señor, tratando de vivir con ese carácter irreprensible que Dios pide a Abraham
en su promesa”.
Y prosiguió: “Edificar. Edificar la Iglesia, Se habla de piedras:
las piedras tienen consistencia; pero las piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu
Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre esa piedra angular que es
el mismo Señor, y con otro movimiento de nuestra vida, edificar”.
En tercer
lugar el Papa dijo: “Nosotros podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar tantas
cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos convertiríamos
en una ONG piadosa, pero no en la Iglesia, esposa del Señor. Cuando no se camina,
nos detenemos”.
Y concluyó con este deseo: “Yo deseo a todos nosotros que
el Espíritu Santo, y la oración de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda esta gracia:
caminar, edificar, confesar a Jesucristo crucificado. Así sea”.
Texto completo
de la homilía del Papa Francisco En estas tres Lecturas
veo algo en común: el movimiento. En la Primera Lectura el movimiento es el camino;
en la segunda Lectura, el movimiento está en la edificación de la Iglesia; en la tercera,
en el Evangelio, el movimiento está en la confesión. Caminar, edificar, confesar.
Caminar. Casa de Jacob: “Vengan, caminemos en la luz del Señor”. Esta es la
primera cosa que Dios dijo a Abraham : “Camina en mi presencia y sé irreprensible”.
Caminar: nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, la cosa no funciona. Caminar
siempre, en presencia al Señor, a la luz del Señor, tratando de vivir con aquel carácter
irreprensible que Dios pide a Abraham, en su promesa.
Edificar. Edificar la
Iglesia, se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; las piedras vivas,
piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre
aquella piedra angular que es el mismo Señor, y con otro movimiento de nuestra vida,
edificar.
Tercero, confesar. Podemos caminar todo lo que queramos, podemos
edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos
convertiríamos en una ONG (Organización No Gubernamental) de piedad, pero no en la
Iglesia, esposa del Señor. Cuando no caminamos, nos detenemos. Cuando no se construye
sobre la piedra ¿qué cosa sucede? Pasa aquello que sucede a los niños en la playa
cuando construyen castillos de arena, todo se desmorona, no tiene consistencia. Cuando
no se confiesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy “Quien no reza al Señor,
reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del
diablo, la mundanidad del demonio.
Caminar, edificar-construir, confesar.
Pero la cosa no es así de fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar
a veces hay sacudidas, hay movimiento que no es justamente del camino: es movimiento
que nos echa para atrás.
Este Evangelio continúa con una situación especial.
El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: “Tú eres Cristo, el Hijo del
Dios vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no cuenta”. “Te sigo con otras
posibilidades, pero sin la Cruz”. Cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos
sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no somos Discípulos del Señor:
somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del
Señor.
Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje
- precisamente el coraje - de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor;
de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz;
y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.
Deseo que el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, conceda a
todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar Jesucristo. Así sea.