En nombre de los cardenales ¡que Dios se lo pague!
(RV).- Esta mañana en nombre del Colegio Cardenalicio su decano, el cardenal Sodano,
dirigió unas sentidas palabras de agradecimiento al Papa. Los prelados congregados
en el Palacio Apostólico manifestaron una vez más su gratitud a Benedicto XVI por
el ejemplo dado en estos ocho años de Pontificado.
Palabras del decano
del Colegio Cardenalicio a Benedicto XVI
Santidad,
Con gran emoción
los Padres Cardenales presentes en Roma se estrechan hoy en torno a Usted, para manifestarle
una vez más su profundo afecto y para expresarle su viva gratitud por Su testimonio
de abnegado servicio apostólico, por el bien de la Iglesia de Cristo y de la humanidad
entera. El pasado sábado, al final de los Ejercicios Espirituales en el Vaticano,
Usted ha querido agradecer a Sus Colaboradores de la Curia Romana, con estas conmovedoras
palabras: queridos amigos me gustaría daros las gracias a todos, y no sólo por esta
semana, sino por estos ocho años, en que habéis llevado conmigo, con gran competencia,
afecto, amor y fe, el peso del ministerio petrino. Amado y venerado Sucesor de
Pedro, somos nosotros quienes debemos agradecerle por el ejemplo que nos ha dado en
estos ocho años de Pontificado. El 19 de abril de 2005 Usted se insertaba en la larga
cadena de Sucesores del Apóstol Pedro y hoy, 28 de febrero de 2013, Usted se dispone
a dejarnos, en espera que el timón de la barca de Pedro pase a otras manos. Así se
continuará aquella sucesión apostólica, que el Señor ha prometido a su Santa Iglesia,
hasta cuando sobre la tierra se oirá la voz del Ángel del Apocalipsis que proclamará:
"Tempus non erit amplius ... consummabitur mysterium Dei" (Ap 10, 6-7) "¡Se acabó
el tiempo de la espera!.. Se cumplirá el misterio de Dios!". Terminará así la historia
de la Iglesia, junto a la historia del mundo, con el adviento de cielos nuevos y tierra
nueva. Padre Santo, con profundo amor hemos tratado de acompañarle en Su camino,
reviviendo la experiencia de los discípulos de Emaús, quienes, luego de haber caminado
con Jesús por un buen trecho, se decían: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras
nos hablaba en el camino?” (Lc 24,32). Sí, Padre Santo, sepa que también nuestros
corazones ardían cuando caminábamos con Usted en estos últimos ocho años. Hoy una
vez más queremos expresarle toda nuestra gratitud. En coro Le repetimos una expresión
típica de Su querida tierra natal: "Vergelt's Gott", ¡que Dios se lo pague!