(RV).- (Audio) Después de la sorpresa
que ha causado el aviso de Benedicto XVI sobre la presentación de su renuncia el 28
de febrero próximo, el sentimiento del Pueblo de Dios es de profunda gratitud por
la sabiduría admirable y la firmeza serena con la que Benedicto XVI ha conducido en
estos 8 años de papado, el timón de la barca de Pedro, zarandeada siempre por fuertes
tempestades. Es una gratitud inmensa, porque bajo su guía afrontamos situaciones
muy difíciles sin entrar a la deriva en ningún momento. Por eso, su próxima renuncia
es un dato más de la sabiduría de Dios y de la gran humildad con la que Benedicto
asumió su misión de Pastor universal, ahora que siente que sus fuerzas físicas flaquean
por edad. Permanece y permanecerá su fe valiente que lo convierte en testigo luminoso
del camino que Jesús muestra al hombre en un mundo desorientado, oscurecido por las
sombras de muerte y las fuerzas del mal que amenazan a toda la familia humana y no
solamente la católica. “El vigor del cuerpo y del espíritu para ejercer el ministerio” Benedicto
XVI no abandona la nave, sino que cuando siente que sus fuerzas físicas flaquean,
deja en manos de otro que pueda continuar con vigorosas fuerzas el rumbo preciso que
él ha dado a la barca para no sucumbir a las tormentas. Gracias Benedicto XVI por
tu sabiduría y firmeza en la fe, gracias Pastor bueno por tu testimonio de fe valiente
y por entregar como padre generoso y humilde tu vida por la Iglesia, por nosotros.