En algunas circunstancias el Papa también tiene el deber de dimitirse
(RV).- Nuestro director general y director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
el P. Federico Lombardi, ha informado que tras su dimisión Benedicto XVI se trasladará
al monasterio de las religiosas de clausura en la colina del Vaticano, apenas terminarán
los trabajos de reestructuración.
Cuando comience la sede vacante – explicó
el padre Federico Lombardi – en un primer momento el Papa se trasladará a las Villas
Pontificias de Castel Gandolfo y cuando concluirán los trabajos de reestructuración,
irá al monasterio de las religiosas de clausura en la colina vaticana.
En su
encuentro con los periodistas el Padre Lombardi dijo que el Papa nos ha tomado un
poco de sorpresa en un día, además, en que es festivo en el Vaticano. De modo que
hemos tenido poco tiempo para organizarnos en esta situación tan importante.
Come
muchos de ustedes sabían – dijo a los periodistas –, esta mañana estaba previsto el
Consistorio ordinario público par algunas causas de canonización, por lo que se estableció
la jornada de la canonización de algunos nuevos santos. En esta ocasión fueron convocados
– por eso se llama Consistorio público – los cardinales, todos los cardenales que
están en Roma y que pueden participar, por lo que había un gran número de purpurados
en torno al Santo Padre.
De ahí que nuestro director general haya dicho que
el Papa ha elegido esta ocasión particularmente significativa, con el colegio de cardenales
reunidos que está aquí en Roma, para anunciar algo tan importante.
En cuanto
al texto de las dimisiones que el Papa leyó en latín al término del Consistorio, el
P. Lombardi destaca que el Papa dice que ha examinado repetidamente su conciencia
ante Dios. Por lo tanto, se trata de una decisión personal, profunda, tomada en un
clima de oración ante el Señor de quien ha recibido la misión que está desarrollando.
Y llegó a la certeza de que sus fuerzas, a causa de la edad avanzada, ya no son aptas
para ejercer de modo adecuado el ministerio petrino.
Éste es el motivo fundamental
de la decisión. Es decir – afirmó nuestro Director General – el examen de conciencia
sobre sus fuerzas con relación al ministerio, a la tarea que debe desarrollar. El
Papa también afirmó que es consciente de que este ministerio por su esencia espiritual,
debe ser realizado no sólo con las obras y con las palabras, sino también sufriendo
y orando, por tanto, también está el valor del sufrimiento y de la oración en este
ministerio.
Entre las motivaciones de la dimisión del Papa, como se nota en
sus palabras, están las circunstancias del mundo de hoy que con respecto al pasado
son particularmente gravosas, por la rapidez y la cantidad de los eventos y de los
problemas que se plantean, y por tanto – dijo el P. Lombardi – por la exigencia de
un vigor que debe ser más fuerte que en los tiempos pasados. Vigor del que el Papa
afirma que ha disminuido en los últimos meses.
Nuestro Director General también
afirmó que es significativa la frase: “Muy consciente de la seriedad de este acto,
con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor
de San Pedro”.
Y dijo al respecto que esta es la declaración, digamos formal,
desde el punto de vista jurídico, importante. Porque en el Código de Derecho Canónico,
en el canon 332, parágrafo 2 se lee: “En el caso de que el romano pontífice renuncie
a su oficio, se requiere para la validez, que la renuncia sea hecha libremente y que
sea debidamente manifestada. No se requiere, en cambio, que alguien la acepte”.
De
modo que los dos puntos fundamentales son, por tanto, la libertad y la debida manifestación. Libertad
y manifestación pública, como precisamente es el Consistorio público, al que el Papa
ha manifestado su voluntad.
Benedicto XVI permanece en sus plenas funciones
y en su servicio hasta el 28 de febrero a las ocho de la noche, hora de Roma. Desde
ese momento inicia la situación de “sede vacante”, regulada, desde el punto de vista
jurídico y canónico por los textos que se refieren a la “sede vacante” en el Código
de Derecho Canónico y en la Constitución Apostólica “Universi dominici gregis”, sobre
la sede apostólica vacante de Juan Pablo II.
La declaración del Papa es coherente
con lo que el mismo Papa había declarado en el libro entrevista “Luz del mundo” de
Peter Seewald, en el que hay dos preguntas precisas que se refieren a la hipótesis
de la dimisión.
Seewal le había preguntado al Papa a propósito de situaciones
difíciles si éstas pesaban sobre el pontificado en curso y si el Papa había pensado
en dimitir. Y la respuesta de Benedicto XVI fue: “Cuando el peligro es grande no se
puede escapar, he aquí porqué éste, seguramente, no es el momento de dimitirse” (la
referencia era la cuestión de los abusos sexuales, etc.). “Es precisamente en momentos
como éste en que es necesario resistir y superar, la situación difícil. Éste es mi
pensamiento. Se puede dimitir en un momento de serenidad, o cuando sencillamente no
es posible continuar, pero no se puede escapar en el momento del peligro y decir “que
se ocupe otro de esto”.
Por tanto dijo el Padre Lombardi, “aquí el Papa había
dicho que las dificultades no eran para él un motivo de dimisión, es más, era un motivo
para no dimitir.
La segunda pregunta de Seewal: “Por tanto, ¿se puede imaginar
una situación en la cual Usted considere oportuno que el Papa dimita?”. La respuesta
de Benedicto XVI fue: “Sí, cuando un Papa llega a la clara conciencia de no ser más
capaz física, mental y espiritualmente de desarrollar el cargo que le ha sido encomendado,
entonces tiene el derecho, y en algunas circunstancias también el deber, de dimitirse”.