Benedicto XVI hombre humilde y libre, el Rector Mayor de los Salesianos
(RV).- Apenas recibida la noticia de que el Papa Benedicto XVI ha anunciado su renuncia
al ministerio del Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, el Rector Mayor de los Salesianos,
don Pascual Chávez, ha querido enviar un mensaje a toda la Familia Salesiana. He aquí
el texto completo:
Queridos Hermanos, Hermanas, miembros todos de la Familia
Salesiana, Amigos de Don Bosco:
Os saludo con el corazón de Don Bosco, desde
México, a donde vine para la celebración del Jubileo de Oro de la Inspectoría de Guadalajara,
mi Inspectoría de origen.
Aunque profundamente sorprendidos por la noticia
apenas recibida, la decisión del Santo Padre Benedicto XVI, de presentar su renuncia
a seguir guiando la "barca de Pedro" y confirmar a sus hermanos en la fe a través
de la proclamación del Evangelio, el testimonio de la vida, el sufrimiento y la oración,
quedamos edificados por este gesto ejemplar y profético.
Al presentar su renuncia,
motivada por razones de edad y fatiga, resultado de su solicitud por ayudar a la Iglesia
en una época de profundos y rapidísimos cambios sociales, que tienen que ver con la
fe y la vida cristiana y requieren una gran energía física y espiritual, el Santo
Padre confiesa que se puso en actitud de discernimiento ante Dios.
Su decisión
es, pues, el resultado de la oración, y por lo tanto ¡es un signo ejemplar de obediencia
a Dios! Tal actitud no puede sino despertar nuestra mayor admiración y estima. Se
trata, una vez más, de un rasgo espiritual típicamente suyo: la humildad, que le hace
libre ante Dios y ante los hombres, y pone de manifiesto su sentido de responsabilidad.
Al
tiempo que expresamos al Santo Padre, como habría hecho Don Bosco, nuestro agradecimiento
por la generosidad con que ha servido a la Iglesia y ha hecho sentir su paternidad
con respecto a nuestra familia, lo acompañamos en esta etapa de su vida con nuestro
gran afecto y oración.
Desde ahora oramos por la Iglesia, invocando al Espíritu
Santo, para que sea Él quien la guíe en este momento de la conclusión de un pontificado
y de la convocatoria y celebración del Cónclave.
Confiamos a María Inmaculada
Auxiliadora de los Cristianos, en esta memoria de Nuestra Señora de Lourdes, al Santo
Padre y a toda la Iglesia. Ella seguirá manifestándose, como siempre a lo largo de
la historia, madre y maestra.