La fuerza del cristiano nace del amor de Dios a la humanidad, reitera el Papa
(RV).- En la tarde de ayer el Sucesor de Pedro recibió en audiencia, al Sr. Giorgio
Napolitano, Presidente de la República Italiana. Luego, en el Aula Pablo VI del Vaticano,
el Papa asistió al concierto que con ocasión del 84° aniversario de la firma de los
Pactos Lateranenses, ofrecieron - en honor de Su Santidad - la Embajada de Italia
ante la Santa Sede y el Presidente italiano.
El director indio Zubin Metha
subió al podio de la Orquesta Mayo Musical Florentino para ejecutar la Ouverture “La
fuerza del destino”, de Giuseppe Verdi, de quien este año se celebra el bicentenario
de su nacimiento, y la Tercera Sinfonía de Ludwig van Beethoven, que en un primer
momento había pensado dedicar a Bonaparte, cambiando luego de idea, cuando Napoleón
se proclamó emperador. Precisamente por este hecho, la pieza ha sido titulada definitivamente
“Sinfonía Heroica compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre”.
«La
fuerza del cristiano nace del amor de un Dios que, con Cristo, entra en la historia
del hombre», destacó Benedicto XVI – en sus palabras de agradecimiento, después del
concierto - reflexionando sobre la entrañable oración «La Virgen de los Ángeles»,
de Verdi. Para luego destacar, evocando a Beethoven, el anhelo de luz de la humanidad,
en camino hacia la esperanza.
Tras señalar que Verdi en sus obras supo representar
musicalmente las situaciones de la vida, sobre todo los dramas del alma humana, el
Papa puso de relieve que este insigne autor, afrontando el tema del destino, afrontó
directamente el tema religioso, confrontándose con Dios, con la fe y con la Iglesia,
haciendo percibir su inquietud y su búsqueda religiosa. En particular, Benedicto XVI
se refirió a las palabras finales de la obra verdiana «Subida hacia Dios»:
«Aquí está
diseñado el drama de la existencia humana marcada por un trágico destino y por la
nostalgia de Dios, de su misericordia y de su amor, que ofrecen luz, sentido y esperanza
aun en la oscuridad. La fe nos da esta perspectiva que no es ilusoria, sino real.
Como afirma san Pablo ‘ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados,
ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo,
ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo
Jesús, nuestro Señor’ (Rm 8, 38-39). Ésta es la fuerza del cristiano, que nace de
la muerte y resurrección de Cristo, del acto supremo de un Dios que ha entrado en
la historia del hombre no sólo con palabras, sino encarnándose».
Beethoven
expresa musicalmente el ideal del héroe portador de libertad y de igualdad, ante la
encrucijada de la resignación o de la lucha, de la muerte o de la vida, del rendirse
o de la victoria, señaló asimismo Benedicto XVI reflexionando sobre la sinfonía ejecutada
y en especial sobre la célebre Marcha fúnebre y citando lo que escribió el mismo músico
en el testamento de Heiligentadt:
«’Oh Dios,
Tú desde lo alto miras dentro de mi alma, la conoces y sabes que está llena de amor
por la humanidad y de anhelo de hacer el bien’. La búsqueda de sentido que abra a
una esperanza sólida para el futuro forma parte del camino de la humanidad».
(CdM
–RV)
Poco antes de asistir al concierto, el Santo Padre y el Presidente
italiano Giorgio Napolitano se reunieron durante unos 20 minutos en una de las salas
adyacentes al Aula Paolo VI. La conversación fue particularmente intensa en el contexto
del ya próximo cumplimiento de los siete años de presidencia, que se ha caracterizado,
como es bien sabido, por un respeto mutuo y una estima recíproca durante todo este
tiempo, entre los dos ilustres interlocutores, que siempre han mantenido cordiales
relaciones.
Durante la conversación, el Papa expresó su atención y participación
por los eventos importantes que esperan en un futuro próximo al pueblo italiano. No
faltaron tampoco referencias a los principales temas de la situación internacional.
En particular, ambos expresaron su preocupación por la paz en regiones conflictivas
del mundo, como Medio Oriente y África.