Carencia de fe puede herir validez del matrimonio: el Papa a la Rota Romana
(RV).- "La carencia de fe puede herir los bienes del matrimonio: procreatividad, fidelidad
conyugal e indisolubilidad": lo dijo Benedicto XVI el sábado por la mañana en el discurso
a los miembros del Tribunal de la Rota Romana recibidos en audiencia con motivo de
la inauguración del Año Judicial. El Papa recalcó que la actual crisis de fe trae
consigo una crisis de la unión conyugal y subrayó que el rechazo de la propuesta divina
conduce a un profundo desequilibrio en todas las relaciones humanas. La cultura contemporánea,
afirmó el Pontífice, impone a la familia “desafíos urgentes” a causa de su “acentuado
subjetivismo y relativismo ético y religioso”. En particular, observó, hay quien
pone en contraste la libertad de la persona con “la capacidad misma del ser humano
de ligarse” para toda la vida. De hecho, existe, una “difundida mentalidad” que hace
pensar que la persona “sea si misma permaneciendo ‘autónoma’ y entrando en contacto
con el otro sólo mediante relaciones que se puedan interrumpir en cualquier momento”.
“A nadie es ajeno cómo sobre la decisión del ser humano de ligarse con un vinculo
que dure toda la vida influya la perspectiva básica de cada uno, o sea según esté
fijada a un plano meramente humano, o se abra a la luz de la fe en el Señor”. “De
hecho sólo abriéndose a la verdad de Dios - agregó - es posible comprender, y realizar
en lo concreto de la vida también conyugal y familiar, la verdad del hombre como hijo
suyo, regenerado por el Bautismo”. Benedicto XVI dirigió su pensamiento a la indisolubilidad
del pacto entre un hombre y una mujer. Un pacto, constató, que “no requiere, a fines
de la sacramentalidad, la fe personal de los novios”. Aquello que se pide, “como condición
mínima necesaria – subrayó – es la intención de hacer aquello que hace la Iglesia”.
“Pero si bien es importante no confundir el problema de la intención con aquel de
la fe personal de los contrayentes, no es posible separarlos totalmente”, aseguró
el Papa, citando al respecto un documento de 1977 de la Comisión teológica internacional,
en el que se resaltaba que, si “no se advierta algún rastro de la fe como tal” se
coloca “el problema de saber” si “la intención general y verdaderamente sacramental”
esté “presente o no, y si el matrimonio es contraído válidamente o no”. El Santo
Padre se detuvo a reflexionar sobre el bien conyugal y sobre su elemento esencial
citando a San Agustín que habla de tres bienes: procreatividad, fidelidad conyugal
e indisolubilidad. Y advirtió que no se debe prescindir “de la consideración que puedan
presentarse casos en los que justamente por la ausencia de fe, el bien de los cónyuges
resulte comprometido y por tanto excluido del consenso mismo”. “Con estas consideraciones,
no pretendo ciertamente sugerir algún fácil automatismo entre carencia de fe y nulidad
de la unión matrimonial, sino más bien evidenciar cómo tal carencia pueda, aunque
no necesariamente, herir también los bienes del matrimonio, desde el momento en el
que la referencia al orden natural querido por Dios es inherente al pacto conyugal”,
puntualizó el Papa. Benedicto XVI no dejó de reconocer las dificultades “desde
un punto de vista jurídico y práctico, de enuclear el elemento esencial” del bien
conyugal. Al mismo tiempo, puso en evidencia el hecho que sobre la problemática de
la validez del matrimonio, “sobretodo en el contexto actual, será necesario promover
ulteriores reflexiones”. El Papa recordó asimismo a aquellos Santos que han vivido
la unión matrimonial, “en la perspectiva cristiana”, y de esta manera han logrado
“superar también las situaciones más adversas, consiguiendo a veces la santificación
del cónyuge y de los hijos con un amor siempre reforzado por una sólida confianza
en Dios”.