2013-01-19 12:42:23

Los cristianos como puentes para conducir a Dios


El Papa en la semana

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 A la hora del ángelus dominical del pasado 13 de enero, el Papa recordó que Jesús, con su Bautismo en el Jordán, además de abrirnos a su vida pública, nos indica que el hijo de Dios santifica las aguas y el cosmos entero.

(...) En este domingo del Bautismo de Nuestro Señor, con el que concluye el tiempo de Navidad, exhorto a todos a contemplar a Jesucristo, el Hijo amado de Dios, su predilecto. Siguiendo su ejemplo y con la ayuda de su gracia, seamos para los demás fuente de consuelo y esperanza, no teniendo otro deseo que ofrecer un testimonio sencillo y elocuente de generoso servicio, sin buscar jamás ser servidos. Así dejaremos a nuestro paso un luminoso rastro de bondad y misericordia. Muchas gracias.

Después del rezo mariano, el Santo Padre dedicó unas palabras especiales para los emigrantes y refugiados cuya Jornada Mundial se celebraba ese domingo, en que reiteró su mensaje de esperanza y de fe:

Queridos hermanos y hermanas
Hoy celebramos la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados. En el mensaje de este año he comparado la migración a una "peregrinación de la fe y la esperanza." El que deja su propia tierra, lo hace porque espera un futuro mejor, pero también lo hace porque confía en Dios, que guía los pasos del hombre, como Abraham. Y así, los migrantes son portadores de fe y esperanza en el mundo. A cada uno de ellos les extiendo mi saludo hoy, con una oración especial y una bendición. Saludo en particular a las comunidades católicas de migrantes en Roma, y los encomiendo a la protección de santa Cabrini y del beato Scalabrini.

Por la mañana, como es tradicional en esta fiesta del Bautismo del Señor, Benedicto XVI administró el bautismo a veinte recién nacidos, hijos de empleados de la Ciudad del Vaticano en la Capilla Sixtina.

Evocando el relato evangélico del bautismo de Jesús, que muestra la vía de abajamiento y de humildad, que el Hijo de Dios ha elegido libremente para adherir al designio del Padre, para ser obediente a su voluntad de amor hacia el hombre en todo, hasta el sacrificio en la cruz, el Santo Padre reiteró la misión de Jesús, que siente compasión por hombres, hasta hacerse penitente junto a ellos:

«Ésta es la obra de Dios que Jesús quiere cumplir: la misión divina de curar a quien está herido y medicar a quien está enfermo, de tomar sobre sí el pecado del mundo».

En su catequesis de la audiencia general del miércoles 16 de enero, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos de numerosos países, el Papa comenzó recordando que el Concilio Vaticano II, en su Constitución dogmática sobre la divina Revelación, Dei Verbum, afirma que la íntima verdad de toda la Revelación de Dios resplandece para nosotros «en Cristo, que es al mismo tiempo el mediador y la plenitud de toda la Revelación» (n. 2).

También destacó que el Antiguo Testamento nos narra que Dios, después de la creación, a pesar del pecado original, de la arrogancia del hombre, de querer ocupar el lugar de su Creador, ofrece nuevamente la posibilidad de su amistad, sobre todo a través de la alianza con Abraham y el camino de un pequeño pueblo, el de Israel, que Él elige, no con criterios de poder terreno, sino sencillamente por amor. Elección que permanece un misterio y que nos revela el estilo de Dios que llama a algunos, no para excluir a otros, sino para que sirvamos de puente para conducir a Él.

Queridos hermanos y hermanas: La historia de la salvación es la historia de la relación de Dios que se revela al hombre progresivamente. Para esta obra, que inicia con la llamada de Abraham, se sirve de mediadores, como Moisés, los profetas y los jueces, que comunican al pueblo su voluntad, recuerdan la exigencia de fidelidad a la alianza y conservan la expectación plena y definitiva de las promesas divinas. Es un largo camino en el que el Señor se deja conocer, se revela a sí mismo, entra en la historia con hechos y palabras. Con la encarnación, el rostro de Dios se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es al mismo tiempo «mediador y plenitud de toda la Revelación». Jesús inaugura en la historia un nuevo modo de presencia de Dios, porque quien lo ha visto a Él ha visto al Padre; él es «el mediador» de la nueva y eterna alianza; en él encontramos a Dios, al que podemos invocar con el nombre de «Abba, Padre» y por el que nos viene dada la salvación. Si queremos ver el rostro de Dios, aquel rostro que da sentido, solidez y serenidad a nuestro camino, debemos seguir a Cristo.

Producción de María Fernanda Bernasconi (hispano@vatiradio.va).

El espacio “El Papa en la semana”, se transmite los sábados en las emisiones informativas de las 17,30; 01,45 y 03,20 UTC.







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