Dios es el que tiene la iniciativa de la Evangelización
EN EL ESPIRITU DE APARECIDA
(RV).- El padre Antonio Grande, de la diócesis
de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de rector del Colegio
Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos habla sobre la nueva Evangelización.
(Audio)
El tema que voy a
desarrollar es la nueva evangelización que la Iglesia quiere asumir en el tiempo presente
guiada por el magisterio papal, desde la originalidad del aporte recogido en la acción
y la reflexión evangelizadora de la Iglesia en Argentina y en América Latina, particularmente
por el aporte del Documento de Aparecida de 2007. Y, recogiendo algunos aportes que
el Espíritu sigue sembrando desde el último Sínodo sobre el temay en el Año de la
Fe.
Dios Padre es la fuente del anuncio de la Buena Noticia que realizó el
Señor Jesús, y lo continúa haciendo por medio de su Iglesia, animada por el Espíritu
Santo. La Iglesia se sigue preguntando ¿qué es evangelizar?, ¿cómo evangelizó
Jesús? Para clarificar y asumir su misión fundamental en nuestro tiempo y en las diversas
situaciones en que viven y actúan los cristianos.
Jesús, el primer y más grande
evangelizador, nos sigue llamando a la escucha y al diálogo con Él guiados por su
Palabra, con la ayuda del magisterio eclesial y la enseñanza de teólogos y pastoralistas.
Su llamada posee un dinamismo de vida que se alimente continuamente por la participación
en los sacramentos, particularmente de la Eucaristía dominical. Esta experiencia renovada
de encuentro personal y comunitaria de encuentro con Él en su Iglesia, nos renueva
en la fe para que podamos vivir y testimoniar su amor, su verdad y su perdón, y aportar
a tantos hombres y mujeres de buena voluntad en el compromiso por la justicia y la
solidaridad, para que los pobres, los enfermos y los excluídos sean acompañados y
promovidos en la vida social. Los grandes y continuos cambios culturales interpelan
la fe de la Iglesia, la que busca escuchar atentamente y comprender su alcance, discernir
los peligros y las oportunidades que presentan a la persona y a las familias, a la
vida en sociedad y a las expresiones culturales de cada pueblo, y a la misma fe de
los creyentes en Jesús.
“La Iglesia está llamada a repensar profundamente
y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas
y mundiales… Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio
arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo,
que suscite discípulos y misioneros” (DA 11).
Esta expresión del Documento
de Aparecida se refiere a todo el Pueblo de Dios, cada uno de los bautizados somos
llamados a ahondar nuestro encuentro con Cristo, fuente inagotable de vida plena y
de luz para discernir las intenciones, las expresiones y las actividades de cada hombre
y de los grupos humanos. Quien vive esa honda alegría recibe el contagio del Espíritu
Santo, quien le ofrece criterios de discernimiento evangélico para compartir el Evangelio
a las personas con quienes se encuentra en su familia, en los lugares de trabajo y
de educación, como a quienes cruza ocasionalmente a lo largo del día.