2013-01-05 12:03:39

La noche mágica de la infancia


(RV).- Todas las ciudades y pueblos españoles se preparan para la llegada de los Reyes Magos de Oriente, quienes llenarán de regalos los hogares del país la noche del 5 de enero, si bien la crisis económica les empujará este año a ser mucho más austeros. Unas horas antes de que comience el reparto de dones por las casas, Sus Majestades de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, desfilarán acompañados por sus pajes por todas las ciudades y pueblos españoles en las tradicionales Cabalgatas de los Reyes.

Miles de voluntarios, colectivos ciudadanos y distintas hermandades participarán en estos desfiles, que no quedarán deslucidos a pesar de los recortes presupuestarios. Muchas organizaciones sin ánimo de lucro multiplicaron las actividades solidarias y han recaudado fondos para que en la noche más bonita del año para la infancia no falten alimentos y juguetes en los hogares de los más necesitados.

Tal y como hiciesen hace 2.000 años en su visita al Niño Jesús, los Magos llegarán a España, si bien en este viaje podrán aprovechar, además de sus camellos, otros medios de transporte más modernos, como el tren y el barco en algunas ciudades costeras, e incluso helicópteros.

Los niños deberán volver a casa e irse pronto a dormir, no sin antes haber dejado algunas viandas a la entrada de sus casas para que Sus Majestades de Oriente puedan recuperarse de su agotadora labor. Dejarán además un par de zapatos y calcetines por cada miembro de la familia para poder facilitarles el recuento de regalos. Los niños más traviesos también probarán el carbón dulce que les dejen los Reyes Magos en señal de aviso para que el próximo año se comporten mejor.


A este propósito les ofrecemos la carta que ha escrito a los Reyes el arzobispo de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach.
(ER-RV)





Carta a los Reyes


La noche de Reyes para muchos niños es una noche mágica. Las ilusiones de la infancia en la noche de Reyes las podemos encontrar expresadas en pocas palabras, en estilo directo y sincero, en la carta a los Reyes. Los niños expresan lo que desean, lo que les hace ilusión, sean juguetes o sean objetos que necesitan. Sin embargo, en el corazón de estos niños hay muchas otras ilusiones, más importantes y más amadas por ellos, aunque no siempre las sepan expresar y explicitar.
Su mayor ilusión es que su madre y su madre se amen mucho y siempre, que se esfuercen por entenderse y vivir unidos, que se perdonen y reconstruyan las rupturas que la vida pueda producir. Este es el juguete que prefieren a todos los demás. Lo expresan los ojos tristes de los niños que no lo tienen. Ellos han nacido y han crecido en el seno de una familia y quieren que esta misma familia se mantenga unida, que puedan dar siempre una mano a su padre y otra mano a su madre, y así, con la sonrisa en los labios, caminar, correr, avanzar, crecer, madurar…
Este es el juguete más valioso que los Reyes pueden llevar a sus hijos.
Los padres cristianos, al llevar a sus hijos a la iglesia para celebrar el sacramento del bautismo, propician que sus hijos se conviertan en hijos de Dios. Y los hijos, a medida que crecen, desean otro obsequio. Lo manifiestan de una manera indirecta, haciendo preguntas con palabras sencillas sobre cuestiones transcendentes: preguntan sobre Dios, sobre la vida, sobre la muerte, sobre el mal, etcétera; indirectamente están manifestando otra ilusión, la de ser catequizados. Y los padres les hacen un regalo al contestar a estas reiteradas preguntas y al iniciar a sus hijos, ya desde pequeños, en la oración y en la celebración de la fe en la comunidad cristiana.
Pienso especialmente en los niños de familias que viven situaciones de verdadera pobreza y de precariedad a causa de la crisis grave y prolongada que estamos viviendo, que continuará en el año que estamos comenzando. Los niños son muy sensibles y captan las situaciones dolorosas de sus familias y también de nuestro mundo.
Estoy seguro de que nuestros niños llevan en su corazón una gran ilusión y que quizá la han escrito en su Carta a los Reyes, una ilusión que se puede definir con estas palabras: amor, paz, justicia, hermandad, solidaridad, sentido auténtico de la vida. O, si se quiere, con esas menos corrientes, pero muy necesarias –e incluso urgentes- para que los adultos hagamos todo lo posible para superar la grave crisis actual: honestidad, compromiso, fidelidad, austeridad, sinceridad, comprensión, acogida… Sin estas actitudes no se puede alcanzar aquella gran ilusión.
Todo esto sucede en la noche de Reyes, que recuerda y celebra la adoración de los Magos a Dios, nacido como niño en Belén. Dios se hace niño para hacernos a todos niños de Dios, hijos de Dios y, por tanto, hermanos de todos los miembros de la humanidad. Las ilusiones que brotan del corazón de los niños de todo el mundo escriben una carta a los Reyes que, si todos nos esforzamos en ello, pueden transformar nuestro mundo.

+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona








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