(RV).- (Con audio) Así titula nuestro Director General, el Padre Federico Lombardi,
su editorial para el semanario Octava Dies del Centro Televisivo Vaticano:
Mientras en el
Mensaje para la Jornada de la Paz, publicado hace algunas semanas, el Papa había profundizado
temáticas de carácter antropológico y social, ligadas a los fundamentos de la construcción
de la paz, en el Mensaje del día de Navidad se ha dirigido directamente a los conflictos
en curso, comenzando por la trágica situación de Siria, ensangrentada por una violencia
sin fin. Pero también ha formulado un saludo explícito para los nuevos dirigentes
de la República Popular China, con vistas a su “alto deber”.
Quizás
este pasaje era inesperado, pero dice cuán realista y consciente es la mirada del
Papa y de la Iglesia sobre el camino de la humanidad.
Se trata del
pueblo más numeroso de la Tierra – un quinto de la entera humanidad – y del peso cada
vez más grande que China tiene en los equilibrios mundiales. Se trata de mirar no
en la habitual perspectiva del poder, sino en la de la paz y de la solidaridad, “en
beneficio de aquel noble pueblo y del mundo entero”.
Y también para
aquel pueblo la libertad religiosa es premisa esencial “para la construcción de una
sociedad solidaria”, tal como el Papa no se cansa de repetir.
Las religiones
no deben ser vistas con difidencia, como factores de división o de ingerencia externa,
sino como fuerzas espirituales positivas y deseosas de contribuir al bien común.
Con
este espíritu Roma ha visto siempre a la comunidad católica en China, tal como se
ha reafirmado constantemente con claridad en los mensajes que los Papas le han dirigido.
¿El nuevo año verá pasos hacia adelante? Lo deseamos.
El
Rey de la Paz viene por todos. Pueblos pequeños y pueblos grandes. Si se busca la
paz, los pequeños no deben tener miedo de los grandes. Si no, es natural que tengan
temor.
El Papa pronunció sus felicitaciones sólo en 65 lenguas, pero
querría haberlas pronunciado en todas las miles de lenguas del mundo, porque somos
una única familia humana y tenemos un único Padre.