Pasemos ahora de la Biblia y de la
liturgia a la vida, a la cual se dirige siempre la palabra de Dios. La intención del
evangelista Lucas no es solo de narrar, sino también de involucrar a la audiencia
y atraerla, como a los pastores, a una alegre procesión a Belén. "Quien lee estas
líneas --dice un exegeta moderno--, está llamado a compartir la alegría; solo la comunidad
concelebrante de los creyentes en Cristo, y de sus fieles, puede estar a la altura
de estos textos." Esto
explica por qué los evangelios de la infancia tienen tan poco que decir a quien busca
en ellos sólo la historia y tienen en cambio tanto que decir a quien busca en ellos
también el significado de la historia, como hace el santo padre en su último volumen
sobre Jesús. Hay muchos hechos que acaecieron pero no son “históricos” en el sentido
mas alto del término, porque no han dejado traza en la historia, no han creado nada.
Los hechos relativos al nacimiento de Jesús son hechos históricos en el sentido más
fuerte, porque no sólo acaecieron, sino que incidieron, y en modo determinante, en
la historia del mundo. |
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