El relativismo genera la violencia y no la fe en Dios, el Papa a la Comisión Teológica
internacional
(RV).- (Con audio) Con alegría Benedicto XVI recibió este 7 de diciembre, en la Sala
de los Papas, a los 32 miembros de la Comisión Teológica Internacional, al término
de los trabajos de su Sesión Plenaria anual. Ante todo el Santo padre saludó de corazón
a su nuevo Presidente, Mons. Gerhard Ludwig Müller, a quien agradeció las palabras
que le había dirigido previamente en nombre de los presentes, así como al nuevo Secretario
general, el Padre Serge-Thomas Bonino.
Al recordar que su Sesión Plenaria se
ha desarrollado en el contexto del Año de la fe, el Papa manifestó su satisfacción
por el hecho de que esta Comisión Teológica haya querido adherirse a este evento eclesial
a través de una peregrinación a la Basílica Papal de Santa María la Mayor, para encomendar
a la Virgen María, “praesidium fidei”, sus trabajos y para rezar por todos los que,
“in medio Ecclesiae”, se dedican a hacer fructificar la inteligencia de la fe en beneficio
y para la alegría espiritual de todos los creyentes.
Y tras destacar su aprecio
por el Mensaje que han redactado con ocasión de este Año de la fe, en que pone de
manifiesto el modo específico con que los teólogos, sirviendo fielmente a la verdad
de la fe, pueden participar en el impulso evangelizador de la Iglesia, el Papa les
dijo:
Tomando conocimiento
de la vitalidad y de la variedad de la teología después del Concilio Vaticano II,
este documento quiere presentar, por decirlo de alguna manera, el código genético
de la teología católica, es decir, los principios que definen su misma identidad y
que, en consecuencia, garantizan su unidad en la diversidad de sus realizaciones.
A tal fin, el texto aclara los criterios para una teología auténticamente católica
y, por tanto, capaz de contribuir a la misión de la Iglesia, al anuncio del Evangelio
a todos los hombres.
Benedicto XVI también afirmó que en un contexto cultural
en el que algunos se sienten tentados de privar a la teología de un estatuto académico,
a causa de su relación intrínseca con la fe, o de prescindir de la dimensión creyente
y confesional de la teología, con el riesgo de confundirla con las ciencias religiosas,
este documento recuerda oportunamente que la teología es inseparablemente confesional
y racional, y que su presencia dentro de la institución universitaria garantiza una
visión amplia e integral de la misma razón humana. Y añadió textualmente:
Hoy, este mismo
sentido sobrenatural de la fe de los creyentes lleva a reaccionar con vigor también
contra el prejuicio según el cual las religiones y, en particular las religiones
monoteístas, intrínsecamente serían portadoras de violencia, sobre todo a causa de
la pretensión que tienen de la existencia de una verdad universal. Algunos consideran
que sólo el “politeísmo de los valores” garantizaría la tolerancia y la paz civil,
conforme al espíritu de una sociedad democrática pluralista. En esta dirección, su
estudio sobre el tema “Dios Trinidad, unidad de los hombres. Cristianismo y monoteísmo”
es de viva actualidad.
El Pontífice afirmó asimismo que cuando se niega
la posibilidad para todos de referirse a una verdad objetiva, el diálogo se vuelve
imposible y la violencia, declarada o escondida, se convierte en la regla de las relaciones
humanas. A la vez que destacó que sin la apertura a lo trascendente, que permite encontrar
respuestas a los interrogantes acerca del sentido de la vida y del modo de vivir de
modo moral, el hombre se vuelve incapaz de obrar según la justicia y de empeñarse
por la paz.
Si la ruptura
de la relación de los hombres con Dios lleva consigo un desequilibrio profundo en
las relaciones entre los mismos hombres, la reconciliación con Dios, llevada a cabo
por la Cruz de Cristo, “nuestra paz” (Ef 2, 14) es la fuente fundamental de la unidad
y de la fraternidad.
Benedicto XVI se despidió de los miembros de la Comisión
Teológica Internacional invitándolos a rezar a la Virgen Inmaculada, modelo de quien
escucha y medita la Palabra de Dios, para que les obtenga la gracia se servir siempre
gozosamente a la inteligencia de la fe a favor de toda la Iglesia. Y al renovarles
su profunda gratitud por su servicio eclesial, les aseguró su constante cercanía en
la oración y les impartió su Bendición Apostólica.