Impulsar con valentía la paz duradera, nunca más guerras ni terrorismo
(RV).- La paz necesita decisiones
valientes y que se trabaje sin desmayo en ámbito internacional y de parte de los responsables
palestinos e israelíes. Satisfacción de la Santa Sede ante la aprobación de la Asamblea
General de la Resolución con la que se reconoce a Palestina como estado observador
no miembro de Naciones Unidas. En una Declaración, reiterando su interés y esfuerzos,
según su naturaleza religiosa y misión universal, la Santa Sede, atenta a la dimensión
ética de las problemáticas internacionales, señala que la votación se enmarca en los
intentos de dar una solución definitiva, con el apoyo de la comunidad internacional,
para alcanzar la paz en la región, afianzada en la justicia y en el respeto de las
legítimas aspiraciones de israelíes y palestinos.
«¡Nunca más derramamiento
de sangre! ¡Nunca más conflicto¡ Nunca más terrorismo! ¡Nunca más guerra!» fue el
apremiante llamamiento de Benedicto XVI concluyendo su peregrinación de paz y esperanza
a Tierra Santa, el 15 de mayo de 2009. Llamamiento que la Declaración de la Santa
Sede vuelve a presentar con las mismas palabras del Papa: «Rompamos el círculo vicioso
de la violencia. Que pueda establecerse una paz duradera basada en la justicia, que
haya una verdadera reconciliación y curación. Que sea universalmente reconocido que
el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior
de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Que sea igualmente reconocido el
derecho del pueblo palestino a una patria independiente, soberana, a vivir con dignidad
y viajar libremente. Que la ‘solución de dos Estados’ se haga realidad y que no se
quede como un sueño».
La Santa Sede recuerda la importancia de la decisión
alcanzada en la ONU, que manifiesta el sentir de la mayoría de la comunidad internacional
y reconoce una presencia más significativa a los palestinos en Naciones Unidas, aunque
este resultado no constituye de por sí una solución suficiente a los problemas existentes
en la región. Asimismo, recibiendo con satisfacción la decisión de la Asamblea general
de Naciones Unidas, el Comunicado de la Santa Sede recuerda la posición común que
la misma y la OLP expresan en su Acuerdo Básico, del 15 de febrero de 2000, con el
deseo de sostener un reconocimiento de un estatuto especial internacionalmente garantizado
para la ciudad de Jerusalén, con el fin de preservar la libertad de religión y de
conciencia, la identidad y el carácter de Jerusalén como Ciudad Santa, y el respeto
y acceso a los Lugares Santos que en encuentran en ella.