(RV).- (Con audio) Así se titula la declaración
de los Obispos uruguayos ante la aprobación de la ley que permite el aborto, hecha
pública el pasado día 13 tras la conclusión de su Asamblea Plenaria:
Del 8
al 13 de este mes los Obispos de la Conferencia Episcopal del Uruguay se reunieron
en la localidad de Florida, para celebrar su segunda Asamblea Plenaria Ordinaria.
En esta ocasión se procedió a la elección de sus nuevas autoridades. De este modo,
el nuevo Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal uruguaya estará formado –a
partir de abril del próximo año y hasta el mismo mes de 2016– por Mons. Rodolfo Wirz,
Obispo de Maldonado-Punta del Este, en calidad de presidente. El cargo de vicepresidente
lo ocupará Mons. Arturo Fajardo, Obispo de San José de Mayo, mientras Mons. Heriberto
Bodeant, Obispo de Melo, fue reelecto como secretario general y portavoz.
Por
otra parte, los Obispos deL Uruguay emitieron una declaración titulada “Defendiendo
la vida ganamos todos”, en la que expresan su pesar por la aprobación de la ley de
interrupción voluntaria del embarazo, en la que recuerdan el derecho inalienable a
la vida de todo ser humano, desde su concepción.
También señalan algunos aspectos
negativos de esta ley, a la vez que alientan las iniciativas legítimas para obtener
su derogación, quedando en manos de los ciudadanos la elección de los medios que estimen
oportunos y concluyen con una invitación a todas las mujeres y hombres uruguayos a
unirse en el esfuerzo de construir un país en el que cada vida humana sea recibida
“no como una carga sino como una verdadera bendición”.
En cuanto a los trabajos
realizados durante esta segunda Asamblea Plenaria, cabe destacar que el pasado 8 de
noviembre los Obispos uruguayos recibieron la visita del Nuncio Apostólico en Uruguay,
Mons. Anselmo Guido Pecorari, con quien trataron diversos temas relativos a la vida
de la Iglesia en esta nación.
También el Secretario General del Consejo Episcopal
Latinoamericano, CELAM, Mons. Santiago Silva Retamales, Obispo auxiliar de Valparaíso,
Chile, visitó a los prelados reunidos en asamblea, para informarlos acerca de las
actividades del organismo que representa, manteniendo un intenso diálogo con los obispos
uruguayos.
Asimismo el Obispo chileno participó en la Peregrinación Nacional
a la Virgen de los Treinta y Tres que convoca anualmente a miles de católicos, y que
este año contó con la presencia de Mons. Luciano Monari, obispo de Brescia, Italia,
diócesis que mantiene una importante cooperación misionera con el Uruguay.
En
esta ocasión se conmemoraron los cincuenta años de la proclamación de la Virgen de
los Treinta y Tres como patrona del país y de la fundación de la institución católica
Caritas.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Declaración de
los Obispos del Uruguay ante la aprobación del aborto en nuestro país
Defendiendo la vida ganamos todos
1. Los Obispos del Uruguay expresamos nuestro pesar por la aprobación de la
ley llamada de “interrupción voluntaria del embarazo”. Entendemos que esta ley es
un claro retroceso para nuestro pueblo que ha fundado su existencia en el respeto
a la libertad, en la defensa de la vida de todo ser humano y en la solidaridad con
el más débil.
2. La vida humana es un derecho inalienable consagrado en la
Constitución de la República y en el Pacto de San José de Costa Rica ratificado por
nuestro país. Creemos que esta ley:
Al aceptar la muerte provocada de criaturas
humanas inocentes hiere la tradición nacional en lo más profundo y no aporta soluciones.
No ampara a la mujer, a la cual en una situación compleja, se le propone la
peor salida: eliminar la vida del hijo y cargar con las graves secuelas de este hecho.
Menoscaba los derechos y la responsabilidad del padre.
Tiene una consecuencia
negativa en la formación de la conciencia de los ciudadanos al presentar como lícita
la violación del derecho humano fundamental que es la vida.
Deshonra la vocación
médica y crea una situación de posible discriminación en el personal sanitario y en
las instituciones de salud.
3. Un hijo que viene es siempre una bendición
de Dios, una esperanza y una apuesta generosa en un país envejecido. Por ello la sociedad
no debe permitir o alentar la eliminación de vidas, sino atender a la madre que vive
la situación de un embarazo no deseado y procurar “salvar a los dos”. Defendiendo
la vida, ganamos todos. Por eso la Iglesia en el Uruguay ha amparado la vida del niño
y de la madre en dificultades, tanto a través de su enseñanza constante como por la
acción de diversas instituciones.
4. No por haber sido aprobada esta ley es
moralmente buena. La moralidad de los actos no depende de las leyes humanas. Recordamos
el deber y el derecho de seguir las obligaciones de la ley natural inscritas en la
propia conciencia. Invitamos a todos a continuar respetando y cuidando a los niños
desde su concepción.
5. Los derechos humanos y este primordial derecho a la
vida no pueden quedar sujetos a mayorías circunstanciales de un cuerpo legislativo
o electoral. Sin embargo, ante la situación que se ha creado, sigue siendo el deber
de los laicos católicos y de los hombres y mujeres de buena voluntad aportar sus esfuerzos
para procurar que nuestra legislación respete el derecho a la vida humana desde su
concepción. Quedando en manos de los ciudadanos la elección de los medios que estimen
oportunos, alentamos las iniciativas legítimas que busquen la derogación de esta ley.
6.
Mientras no sea derogada la ley en cuestión, creemos que su reglamentación debe ser
extremadamente cuidadosa para no aumentar el daño que ya provoca. Se debe respetar
la conciencia de los médicos y de otros trabajadores de la salud y no discriminar
a aquellos que presenten una objeción de conciencia. Debe considerarse atentamente
el artículo 10 de la ley y ser respetuosos de la objeción de ideario de aquellas instituciones
que por su propia identidad, no admiten realizar abortos. Advertimos la injusticia
e inequidad incluida en este artículo que niega el derecho a la objeción de ideario
a las futuras instituciones de salud.
7. La Iglesia acompaña a la Patria desde
su gestación. Es parte de esta sociedad pluralista donde levanta su voz con todo derecho,
en el respeto a la opinión diversa pero en la serena convicción de que, al defender
la vida humana, está siendo fiel a sí misma y a las raíces de nuestra existencia como
nación.
En la marcha de nuestra historia común no estamos solos. Por eso, ponemos
el futuro de nuestro pueblo en manos de Dios Providente. Por intercesión de nuestra
Patrona, Santa María la Virgen de los Treinta y Tres, le pedimos al Padre que con
su gracia ayude a todos a defender el recto orden moral y una vida personal, familiar
y social fundada en el respeto por la vida de cada ser humano y en el amor social
que nos une en un camino de crecimiento y fraternidad.
Los Obispos felicitamos
y alentamos a todos aquellos que desde la actividad política, en diversas asociaciones
civiles o como simples ciudadanos han defendido la vida humana del concebido no nacido.
Invitamos a todas las mujeres y hombres uruguayos a unirnos en el esfuerzo de construcción
de un país donde cada vida humana sea recibida no como una carga sino como verdadera
bendición.