El latín: la lengua que ha sido capaz de transmitir universalmente el Evangelio
(RV).- La Carta Apostólica en forma de Motu Proprio titulada “Latina Lingua”
de Benedicto XVI lleva la fecha del 10 de noviembre, memoria de San León Magno, octavo
año de su Pontificado y con ella instituye la Pontificia Academia de Latinidad, que
estará dedicada a promover y valorar la lengua y la cultura latina, y las instituciones
católicas de formación en materia. Dicha Academia dependerá del Pontificio Consejo
de la Cultura, y estará regida por un Presidente asistido por un secretario y ambos
nombrados por el mismo Santo Padre, su validez es por un lapso de cinco años. En
la constitución –presentada en un anexo de la Carta Apostólica- se establece que
estará constituida por un máximo de 50 miembros ordinarios entre académicos, estudiosos
y cultores de la materia, nombrados por el secretario de Estado.
En el primer
punto del Motu Proprio “Latina Lingua” se destaca que ésta ha sido mantenida
en elevada consideración por la Iglesia Católica y por los Romanos Pontífices, quienes
asiduamente han promovido su conocimiento y difusión, haciendo del latín la propia
lengua, capaz de transmitir universalmente el mensaje del Evangelio. En efecto se
hace mención de la Constitución Apostólica Veterum Sapientia de Papa Juan XXIII.
“En realidad, desde Pentecostés la Iglesia ha hablado y orado en todas las lenguas
de los hombres. Sin embargo, las Comunidades cristianas de los primeros siglos usaron
ampliamente el griego y el latín, lenguas de comunicación universal del mundo en el
que vivían, gracia a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la herencia
de la cultura helénico-romana”. El texto recuerda que tras la desaparición del imperio
romano de Occidente, la Iglesia de Roma no solo siguió valiéndose del latín, sino
que en cierto modo se hizo también custodia y promotora tanto en el ámbito teológico
y litúrgico, como en el de la formación y transmisión del saber.
Benedicto
XVI recuerda en el segundo punto de su Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Latina
Lingua”, que en nuestros tiempos, el conocimiento del latín resulta altamente
necesario para el estudio de las fuentes a las cuales hacen referencia, y entre éstas
se citan disciplinas eclesiásticas tales como la Teología, la Liturgia, la Patrística
y el Derecho Canónico. Además, se constata que es en lengua latina en la que están
redactados los más importantes Documentos del Magisterio pontificio y los Actos oficiales
más solemnes de los Romanos Pontífices, y precisamente con la finalidad de evidenciar
la índole universal de la Iglesia.
El punto tres alude al debilitamiento de
la lengua latina en el ámbito de los estudios humanísticos y en la cultura en general,
destacando el peligro de un conocimiento cada vez más superficial de la misma, fácilmente
individuado en el ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes.
Pero también se pone de relieve que en la actualidad persiste un renovado interés
por la cultura y la lengua latina, y no solo en los continentes donde sus raíces culturales
afondan en la herencia greco-romana. Por otra parte, esta atención aparece más significativa
en cuanto no involucra únicamente los ambientes académicos e institucionales, sino
también a los jóvenes y estudiosos provenientes de naciones diversas.
“Se
hace por lo tanto urgente sostener el compromiso por un mayor conocimiento y un más
competente uso de la lengua latina” en el ámbito eclesial y en el de la cultura, con
la finalidad de dar relieve y resonancia al esfuerzo, destaca el punto cuatro de
la Carta Apostólica, donde se indica que resulta cuanto más oportuna la adopción de
métodos didácticos aptos a las nuevas condiciones y la promoción de una red de “relaciones
entre instituciones académicas y entre estudiosos” con la finalidad de valorizar
el rico y multiforme patrimonio de la civilidad latina.
“Para contribuir a
alcanzar tales objetivos - finaliza el Papa-, siguiendo las huellas de mis venerados
Predecesores, con el presente Motu Proprio hoy instituyo la Pontificia Academia
de Latinidad, dependiente del Pontificio Consejo de la Cultura. Estará regida por
un Presidente, coadyuvado por un Secretario, por mi nombrado, y por un Consejo Académico”.
La Fundación Latinitas, constituida por el Papa Pablo VI, con
el Quirógrafo Romani Sermonis, del 30 de junio de 1976 está extinta. La presente
Carta Apostólica en forma de Motu Proprio con la que apruebo a experimentum
por un quinquenio, el anexo Estatuto, ordeno que sea publicada en L’Osservatore Romano.
Patricia L. Jáuregui Romero - Radio Vaticano