(RV).- (Con audio) El comentario de nuestro director general el Padre Federico Lombardi,
dedicado a la conclusión del Sínodo de los Obispos bajo el título “en un mundo amado
por Dios”. (Audio)
Texto
del Editorial:
En un mundo amado por Dios
“Vencer el miedo con la
fe y mirar al mundo con sereno valor, porque –si bien está lleno de contradicciones
y desafíos- permanece siempre el mundo que Dios ama”. La reflexión de la Iglesia sobre
la necesidad de una nueva evangelización nace ciertamente de un alejamiento de la
fe y de las dificultades del anuncio en varias partes del mundo de hoy, pero el Mensaje
con el que la Asamblea sinodal, antes de separarse, se dirige a la Iglesia no es una
palabra desalentada; sino una palabra de compromiso y de esperanza fundada en la fe
en Dios, en la presencia de Cristo resucitado y en la potencia de su Espíritu. No
hay pesimismo: globalización, secularización y nuevos escenarios de la sociedad; migraciones,
deben ser oportunidades para la evangelización.
La amplia multiplicidad de
los argumentos abordados por los miembros del Sínodo aparece reportada en una unidad
interior coherente, que delinea a una Iglesia renovada, en todas las regiones del
mundo, en todas sus partes y componentes –familias, parroquias, clero y laicado…-,
en la conciencia de su misión. Una Iglesia siempre en diálogo con el mundo y sus
problemas, en la cultura, ciencia, educación, arte; en la caridad activa; pero también
en los campos de la economía, del trabajo y de la política para el servicio del bien
común. En particular, una Iglesia en diálogo constructivo con los creyentes de las
demás religiones, y una Iglesia que no sería ella misma si no supiera reconocer este
rostro en los pobres que están siempre con nosotros.
Los Obispos y los demás
miembros del Sínodo vuelven ahora a los lugares habituales de su servicio. Dejan al
Papa –que fielmente los ha acompañado en todos sus trabajos- una rica contribución
para profundizar. Pero la dejan también a toda la Iglesia, que en este Año de la Fe,
ahora se siente más animada para encontrar los caminos, los lugares, los modos de
compartir con todos el don de la fe: el más bello y el más precioso que exista. (PLJR
- Radio Vaticano)