(RV).- (Audio)Ángeles
de carne y huesos, discutidos y condenados por sus espadas; cruzados que salvaron
reliquias cristianas de Tierra Santa, desmontaron y trajeron ladrillo por ladrillo
la Casa de María de Nazaret a Loreto en Italia, y la reconstruyeron sobre un camino,
porque la Madre de Dios y de los cristianos es el camino de Dios para tocar al hombre
con la carne de su Hijo y es camino del hombre para tocar a Dios.
En esa Casa
el ángel del Señor anunció a María el nacimiento de Jesús y María de Nazaret, con
el corazón abierto al Misterio fecundo de Dios respondió generosamente. Por eso, la
casa sola, el santuario, de por sí, es solamente “umbral”; es solo “puerta”, que cada
uno puede personalmente atravesar para el Encuentro de Amor que fecundó de vida plena
a María de Nazaret. Y que también puede sanarte y sanarme, vivificarme y vivificarte.