Octava Dies, el editorial sobre la vigilia mariana en el Santuario de Loreto
(RV).- (Audio) En el editorial que
el padre Federico Lombardi, director del Centro Televisivo Vaticano (CTV), de la Radio
Vaticana y de la Oficina de Prensa de la Santa Sede publica este 29 de septiembre,
alude a la visita que Su Santidad Benedicto XVI realizará a la Ciudad de Loreto en
peregrinación hasta el Santuario, recordando que a su vez el Papa Juan XXIII, una
semana antes de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, (4 de octubre de 1962),
acudió también a la Santa Casa de Loreto para encomendar los trabajos que iniciaban
hace 50 años. El padre Lombardi pone en evidencia que el Concilio Vaticano II se inició
y clausuró en dos festividades marianas, en la de la Maternidad Divina y en la de
la Inmaculada Concepción, concluyendo su editorial con un auspicio: “para revivir
en humildad el misterio y el gozo de la Anunciación y de la Encarnación del Hijo de
Dios, podremos vivir un mes sinodal y un Año de gracia, acompañados y alentados por
la Madre de Jesús y nuestra”. (Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano)
Texto
de la traducción del editorial Octava Dies del padre Federico Lombardi para el Centro
Televisivo Vaticano (29.09.2012)
Benedicto XVI va a Loreto el próximo
4 de octubre, en el 50º aniversario de la famosa peregrinación de Juan XXIII una semana
antes de la solemne apertura del Concilio Vaticano II. La idea es la de encomendar
a la Madre de Dios, las grandes intenciones de oración de la Iglesia en este tiempo,
en particular el inminente Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva
evangelización.
No es la primera vez que el Papa Benedicto va como peregrino
a Loreto. Cuando era cardenal estuvo por lo menos siete veces, y una más como Papa.
Aquella que en la devoción del pueblo cristiano es la humilde casa de María y de la
Sagrada Familia, fuente de memoria viva de la Anunciación y del misterio de la Encarnación,
es lugar espiritual y simbólicamente, más que nunca, apto para prepararse a vivir
un tiempo fuerte de renovación en la misión de anunciar el Evangelio al mundo de hoy.
El
Concilio Vaticano II, iniciado y terminado en las dos festividades marianas de la
Maternidad Divina y de la Inmaculada Concepción, dedica el capítulo conclusivo del
gran documento sobre la Iglesia – la “Lumen Gentium” – precisamente a María “signo
de cierta esperanza y de consuelo para el pueblo de Dios en camino”. La Iglesia, el
pueblo de Dios en camino, es mariana.
Por lo tanto, poniéndonos en camino,
como Juan XXIII, con Papa Benedicto, para revivir en humildad el misterio y el gozo
de la Anunciación y de la Encarnación del Hijo de Dios, podremos vivir un mes sinodal
y un Año de gracia, acompañados y alentados por la Madre de Jesús y nuestra.