Intervención de la Santa Sede en 56ª sesión de la Conferencia de la OIEA
(RV).- El arzobispo Dominique Mamberti -Secretario para las Relaciones con los Estados
y jefe de la delegación de la Santa Sede en la 56ª sesión de la Conferencia del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA) - intervino el pasado 17 de septiembre en
ese foro que tiene lugar en Viena (Austria), del 17 al 21 de septiembre.
“La
seguridad mundial no puede basarse en las armas nucleares -dijo el arzobispo-. La
Santa Sede considera el Tratado para la Prohibición global de los experimentos nucleares
una herramienta importante para alcanzar este fin, sin mencionar sus aplicaciones
potenciales, civiles y científicas, a través del sistema de Supervisión Internacional.
La Santa Sede está convencida de que, trabajando juntos, la firma, la ratificación
y la entrada en vigor del Tratado representan una aportación significativa para el
futuro de la humanidad, así como para la protección de la tierra y del ambiente que
el Creador nos ha confiado”.
“Para ello, también la ratificación por parte
de todos los países, en particular de las potencias nucleares, de los respectivos
protocolos de los Tratados para las zonas libres de armas nucleares es de gran importancia.
La Santa Sede reafirma su fuerte apoyo a los esfuerzos para instituir esas zonas en
Oriente Medio y tiene confianza en los debates que sobre ese argumento tendrán lugar
en Finlandia. Las zonas libres de armas nucleares son el mejor ejemplo de confianza
y afirmación de que la paz y la seguridad son posibles sin la posesión de armas nucleares”.
“Un
tema importante que atañe no sólo a la familia del Organismo Internacional de Energía
Atómica, sino a la familia humana en su conjunto, es la seguridad nuclear. Lo ocurrido
en la planta nuclear de Fukushima-Daiichi ha revelado con rapidez que una crisis nuclear
local es, de hecho, un problema global. También ha puesto de relieve que el mundo
está expuesto a peligros reales y sistemáticos, no solo hipotéticos, con costes incalculables
y que es necesario poner a punto una coordinación política e internacional, como nunca
antes; todo ello plantea numerosas cuestiones”.
“El Programa de cooperación
técnica de la Agencia es una de las herramientas principales para transferir la ciencia
y la tecnología nucleares a los estados miembros para promover un desarrollo social,
económico e integral. Estas iniciativas, cuando se basan en las necesidades de los
estados beneficiarios ayudan a combatir la pobreza y pueden contribuir a soluciones
más pacíficas de los graves problemas de la humanidad”. En el contexto del Programa
de cooperación técnica el prelado citó el papel de la radioterapia en el tratamiento
del cáncer, observando, sin embargo que “en los países en desarrollo más de la mitad
de los pacientes enfermos de cáncer no pueden acceder a esta terapia a causa de la
carencia de instrumentos y personal apropiados” y manifestó el aprecio de la Santa
Sede al Organismo Internacional de Energía Atómica por la “planificación y difusión
de programas de control del cáncer” animándola proseguir esta actividad.