(RV).- (audio) Cosmopolita, diversa,
comercial y muy académica, así es Beirut, capital del Líbano. Es la mayor ciudad del
país, y el principal puerto marítimo. Cuenta con 1.8 millones de habitantes, veintiuna
universidades, y es sede de muchas organizaciones internacionales, en representación
del continente asiático. Uno de los privilegios de Beirut es su geografía. Está
rodeada de montañas a su espalda, pero sus ojos miran al Mediterráneo. Es una ciudad
pequeña que no supera los 100 kilómetros cuadrados, que tiene unas playas de impresionantes
acantilados. Hay que tener en cuenta que El Líbano es un país ‘a lo largo’, que su
ancho de este a oeste no supera los 85 kilómetros, y que tiene una longitud de 218
kilómetros, limitados por el norte con Siria y por el sur con Israel. Sí, es un
país pequeño, pero si existiera un aparato para medir el ánimo y la fuerza que tienen
sus habitantes no alcanzaría. Por Beirut han pasado fenicios, griegos, romanos,
árabes, otomanos y franceses, dejando cada uno, importantes tesoros arqueológicos
que hacen que sea una ciudad rica y variopinta. Este ir y venir de gente, es una de
las razones por la que hoy pueden vivir en un mismo lugar personas tan diferentes.
Hoy, todos, cristianos, drusos, sunitas y chiítas… viven ya la primera jornada
con Benedicto XVI, que llegó al aeropuerto de Rafiq Hariri, el aeropuerto comercial
del país, situado a 9 kilómetros del centro de Beirut, en la periferia de la ciudad
habitada sobre todo por musulmanes. (MZ-RV)