Insigne pastor y querido hermano que sirvió con generosidad el Evangelio y la Iglesia
(RV).- “Un hombre de Dios y un hombre de diálogo”. Podría definirse así la vida del
cardenal Carlo Maria Martini, arzobispo emérito de Milán, fallecido el último día
de agosto, tras una larga enfermedad, a la edad de 85 años. El purpurado, nacido en
Turín en 1927, visitó hace unos meses al Papa cuando la enfermedad aún le permitía
moverse. Benedicto XVI, en su telegrama de pésame, lo describe “con ánimo sereno y
confiado abandono a la voluntad del Señor”. El Santo Padre recuerda “con gratitud
su intensa y copiosa obra apostólica de celante hijo espiritual de San Ignacio. Experto
docente. Autorizado biblista. Diligente y sabio arzobispo de la archidiócesis ambrosiana”.
El
cardenal Martini fue durante más de 20 años arzobispo de Milán, la diócesis más grande
Europa y durante siete años presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales
Europeas. Fue rector de la Pontificia Universidad Gregoriana y del Instituto Bíblico,
un experto predicador de Ejercicios Espirituales. Representaba uno de los frutos más
significativos del Concilio Vaticano II que creía en la renovación de la Iglesia en
auténtica fidelidad al Evangelio de Cristo, sin ningún compromiso con el poder.
Era
uno obispo que sabía hablar con los laicos. Sus palabras eran simples y severas, comprensibles
pero profundas, preocupadas por las situaciones y los problemas del mundo actual.
Introdujo en su diócesis “La escuela de la Palabra” para aproximar los laicos a las
Sagradas Escrituras con el método de la Lectio divina. Otra de sus iniciativas fue
la creación en Milán de la “Cátedra de los no creyentes” para encontrar a personas
en busca de la verdad. Un diálogo que consideraba imprescindible. Oigamos su voz.
(audio)
Sí, es
un diálogo muy importante. Yo hablo evidentemente, sobre todo a los no creyentes,
pero son personas que piensan, reflexionan, tienen un profundo sentido de la responsabilidad,
una conciencia de los valores. De ellos ciertamente he aprendido. Se trata, pues,
de continuar dialogando para conocer los deseos profundos del ser humano, y así ayudar
a cada uno a encontrar su plena autenticidad.
Terminada su experiencia
en la diócesis lombarda, en 2002, el purpurado retomó al final de su vida los estudios
bíblicos, viviendo en Jerusalén, sin abandonar su compromiso de diálogo con las otras
religiones. Pudo allí ser testimonio de muchas iniciativas y gestos de buena voluntad
entre hebreos, cristianos y musulmanes.
Con la muerte de la cardenal Carlo
Maria Martini, el colegio cardenalicio queda compuesto por 206 cardenales, de los
cuales 118 electores y 88 con más de 80 años.
Oigamos a continuación una reflexión
de jesuita Guillermo Ortiz que nos habla de la faceta comunicativa del Cardenal Martini.
(audio) (ER - RV)