(RV).-(Audio) Las cuestiones candentes
que América Latina debe resolver, y que se resumen en la necesidad de permitir que
el hombre viva una vida digna, están en el centro del mensaje dirigido en días pasados
por el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente del Consejo Pontificio de la
Justicia y de la Paz a los participantes en la reunión anual de coordinación del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM), que se celebró en Bogotá, Colombia.
El Purpurado
afirma que en América Latina demasiadas injusticias aún ofuscan la imagen de Dios
presente en todo hombre; por lo que hoy la nueva evangelización debe saber proponer
un testimonio concreto de fe que no prescinda de la atención a las víctimas de la
violencia, de la pobreza, de la desigualdad, de la exclusión, de la falta del pleno
respeto de los derechos de toda persona y ni siquiera de “una equilibrada relación
con la creación”, con una referencia explícita a las agresivas problemáticas que devastan
el Amazonas.
En su mensaje dirigido al Arzobispo Carlos Aguiar Retes, Presidente
del CELAM, el Cardenal Turkson invita a la puesta en práctica de la nueva evangelización
reafirmando la importancia del ya inminente décimo ternera Asamblea General Ordinaria
del Sínodo de los Obispos, dedicada precisamente a la “nueva evangelización para la
transmisión de la fe cristiana”. Porque como afirma el Purpurado, en América Latina
la misión evangelizadora jamás puede ser separada del testimonio de fe vivido en el
respeto de la dignidad de toda persona y de su promoción, así como en la búsqueda
del auténtico bien común. Y la Iglesia Universal, no sólo con ocasión del próximo
Sínodo, espera precisamente de los católicos latinoamericanos su específica y rica
contribución para tratar de responder adecuadamente a los grandes desafíos de hoy,
a través de una solidaridad cada vez más amplia, “a partir de la comunión con Dios
y con los hermanos”.
Según el Cardenal Turkson, el camino que hay que recorrer
es el de una vida cristiana plena. Se necesita, por tanto, un continuo proceso de
maduración pastoral con la participación de todos en primera persona. La clave para
un nuevo humanismo cristiano, que contribuya verdaderamente a mejorar las condiciones
generales de la vida en el continente es la formación de un laicado responsable y
también “un empeño educativo cada vez más incisivo, sobre todo entre los más jóvenes.
Se trata de un trabajo pastoral que puede transformar de modo concreto y finalmente
mejorar las situaciones más inhumanas”.
El Purpurado reafirma en su mensaje
al CELAM que el desarrollo humano integral no puede prescindir de Cristo, sino que
debe estar fundado y enraizado en la caridad y en la verdad. Así como no puede faltar
la especial atención a las personas que más sufren hasta llegar al pleno respeto,
a la garantía de su plena dignidad. Porque precisamente en estas personas se reconoce
el rostro de Cristo que sufre. Y ésta es una misión que en América Latina ya se está
llevando a cabo con especial atención tras la cita de Aparecida del año 2007 así como
en el ámbito del plan misionero global 2011-2015.
Por último, en la perspectiva
de la formación para el próximo año 2013, la propuesta del Cardenal Turkson para los
católicos latinoamericanos es la de volver a leer la encíclica Pacem in terris
de Juan XXIII para revivir y actualizar sus contenidos. Porque como afirma, glosando
la introducción de este documento: “La paz en la tierra, suprema aspiración de toda
la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse
si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios”. (María Fernanda Bernasconi
– RV).