(RV).- El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla expresa su profunda preocupación
por el resurgimiento de la violencia en la actualidad y su difusión en todo el mundo.
Desde América hasta África, toda Europa y Asia, los continentes se enfrentan con el
fenómeno de la intolerancia que no sólo socava la estabilidad y la paz mundial, sino
que también constituye una negación de la dignidad humana. Los asesinatos raciales,
los genocidios, la depuración étnica, el antisemitismo, la destrucción de los lugares
de culto, etc, constituyen actos de barbarie que deben ser denunciados públicamente,
sobre todo cuando se enmascaran con el velo de la religión en un esfuerzo por justificar. El
Patriarcado Ecuménico de Constantinopla está especialmente preocupado por la situación
en el Oriente Medio, así como en Nigeria y Sudán. Los enfrentamientos entre cristianos
y musulmanes en estas partes del mundo deben ser superados mediante la promoción de
amor al prójimo, como expresión pacífica del vínculo que une a todo ser humano. Por
otra parte, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla está profundamente preocupado
por el futuro de la población en Siria, así como el futuro del cristianismo en ese
país. “Es por todo ello que, hacemos un llamamiento a todas las partes involucradas
en este conflicto a deponer las armas, sobre todo dada la urgencia de la situación
humanitaria”. La solución a estos conflictos requiere de un diálogo. “El diálogo
es más que una simple y mejor comprensión de la tolerancia de nuestras diferencias,
de hecho, el diálogo es la esencia de la reconciliación y la transformación”. Por
lo tanto, los líderes religiosos deberían trabajar juntos, a través del diálogo, para
afirmar la paz de Dios en el mundo. “Nosotros, como líderes religiosos, tenemos la
obligación moral de resistir a la amenaza de la guerra y promover la paz como una
necesidad vital y fundamental para toda la humanidad”. “La religión no puede y no
debe ser una base para la guerra y los conflictos, ni debe ser utilizado como un instrumento
del fundamentalismo y el fanatismo por motivos puramente políticos y fines. Con gran
determinación, hemos subrayado en repetidas ocasiones que cualquier crimen en nombre
de la religión es un crimen contra la religión”. Por último, Su Santidad el Patriarca
Ecuménico Bartolomé y el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla expresan su solidaridad
y compasión para todas las comunidades afectadas por la violencia, la guerra y el
odio. (ER –RV)