(RV).- Benedicto XVI dirigió su pensamiento, después del rezo del ángelus dominical,
a las poblaciones asiáticas, en particular de Filipinas y de la República Popular
China, afectadas duramente por violentas lluvias, así como también a las del Noroeste
de Irán, víctimas de un violento terremoto, por quienes pidió que no falte la solidaridad
con las siguientes palabras:
“Estos acontecimientos han provocado numerosas
víctimas y heridos, miles de evacuados e ingentes daños. Os invito a uniros a mi oración
por cuantos han perdido la vida y por las tantas personas probadas por calamidades
tan devastadoras. Que no falte a estos hermanos nuestra solidaridad y nuestro apoyo”.