La nueva evangelización inicia con la credibilidad de los testimonios
(RV).- “La nueva evangelización inicia con la credibilidad de los testimonios”. Lo
dijo el sábado 11 de agosto el Arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontificio
para la promoción de la Nueva Evangelización, en su intervención de apertura del congreso
“Proclaim 2012” que se celebra en Chatswood, Australia. “La Iglesia –dijo el prelado
citando las palabras de Benedicto XVI– tiene el deber de anunciar siempre y por doquier
a Jesucristo y su Evangelio, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
Y
añadió que “la Iglesia, a través de una nueva y continua evangelización, debe “asumirse
el deber de transmitir un patrimonio vivo de cultura y de valores que no se puede
permitir que caiga en el olvido”, porque hoy “muchas doctrinas humanas tiene la pretensión
de ser mejores de las doctrinas de la fe”. A la vez que destacó que en este tiempo
de crisis se ha redescubierto el interés por Dios y por la religión, si bien es un
interés superficial, puesto que “las personas buscan diversas modalidades de religión,
que cada uno elige entre las que encuentra más agradables y que procuren una experiencia
religiosa que parezca más satisfactoria ante las necesidades del momento”.
He
aquí, por tanto, que la nueva evangelización debe tener la capacidad y el deber de
“saber cómo dar una explicación de nuestra fe, indicando a Jesucristo, el Hijo de
Dios, como el único salvador de la humanidad”. También destacó que el Año de la Fe
nos ofrece una oportunidad para renovar Pentecostés, iniciativa durante la cual la
comunidad cristiana podrá ofrecer a las muchas personas que tienen un deseo de Dios
y un profundo deseo de encontrarlo en su propia vida, auténticas “amistades de la
fe”, en una comunidad espiritualmente madura que reúna al mismo tiempo los términos
de “identidad” y “pertenencia”.
Se trata del objetivo de la nueva evangelización
–prosiguió el Arzobispo– que es el de formular una nueva “apología de la fe”, que
requiere que ésta sea verdaderamente un acto libre, fruto de nuestro completo abandono
en Dios, por medio del cual cada uno de nosotros se encomienda a Él con el propio
intelecto y con la propia voluntad”. Porque la nueva evangelización –concluyó el Prelado–
“comienza con la credibilidad de nuestro vivir como creyentes y a partir de la convicción
de que la gracia obra y se transforma hasta el punto de convertir el corazón, en un
viaje que sigue empeñando al cristiano después de dos mil años de historia”.