En esta época se reduce el derecho a la liberad religiosa

La Semana Pontificia

(RV).- (Audio) El pasado 5 de agosto, a la hora del ángelus dominical, Benedicto XVI recordó que Jesús invita a no detenerse en el horizonte humano y a abrirse al horizonte de Dios, al horizonte de la fe, destacando que Él exige una única obra, a saber: recibir el plan de Dios, esto es “Creer en aquel que él ha enviado”.

Además, citando la liturgia de ese domingo, que presentaba la “multiplicación de los panes”, el Papa recordó que es Él el “pan verdadero, bajado del cielo”, y que en nuestro encuentro con Él encontramos al Dios vivo. De hecho, hablando en italiano, Su Santidad se dirigió a todos los queridos amigos, presentes en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, para decirles que en los días cargados de ocupaciones y de problemas, así como en los de descanso y distensión, el Señor nos invita a no olvidarnos que si bien es necesario preocuparse por el pan material y restaurar las fuerzas, es más importante aún hacer que crezca nuestra relación con Él, reforzar nuestra fe en Aquel que es el “pan de vida”, que colma nuestro deseo de verdad y de amor. Y pidió que la Virgen María, en el día en el que se celebraba la dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor, nos sostenga en nuestro camino de fe.

En una época en que se va reduciendo el derecho a la liberad religiosa, el Papa elogia en un mensaje firmado en su nombre por el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone, el testimonio de fe de los Caballeros de Colón que se reunieron del 7 al 9 de agosto en California.

El 8 de agosto el Santo Padre celebró su tradicional audiencia general en que destacó la figura litúrgica de ese día, Santo Domingo de Guzmán. En efecto, en catequesis el Pontífice arrojó luz sobre el peculiar modo de orar de esta santa figura del siglo XIII, fundador de la Orden de los Padres Predicadores, que “nos recuerda –dijo- que en el origen del testimonio de fe que cada cristiano debe dar en la familia, el trabajo y en el compromiso social, así como en los momentos de distensión, la oración se pone como contacto personal con Dios, que es lo que nos da fuerza para vivir intensamente cada evento y en especial los más sufridos”.

Producción de María Fernanda Bernasconi. ([e-mail])

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