(RV).- (Con Audio) El sábado por la tarde en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo,
Benedicto XVI asistió al concierto ofrecido en su honor por la Caritas de Ratisbona,
ciudad alemana del este del Estado federado de Baviera, en el 90° aniversario de actividad
de la organización. Un espectáculo ejecutado por el violoncelista Thomas Beckmann,
fundador de la asociación para la asistencia a los sin techo “Juntos contra el frío”,
a la que se destina la remuneración de sus exhibiciones. Al final del concierto el
Papa dirigió unas palabras: (Audio) Palabras del Santo
Padre al final del concierto: ¡Reverendos hermanos, queridos amigos! Al
final de esta bella ronda vocal e instrumental, me queda sólo decir de corazón a
los músicos “Vergelt’s Gott”, Dios se los pague. Con el programa de esta tarde nos
han dado una idea de la multiplicidad de la creatividad musical y de la amplitud de
la armonía. La música no es una sucesión de tonalidades, ella conserva un ritmo y,
al mismo tiempo, es cohesión y sonido contemporáneo de acordes, ella tiene una estructura
suya y una profundidad. Hemos podido maravillosamente gustar todo esto no sólo en
las corales a más voces, interpretadas con fuerza expresiva por el grupo vocal Cantico
dirigido por la señora Edeltraut Appl, sino también en las estupendas piezas instrumentales
que hemos podido escuchar en la ejecución del señor Thomas Beckmann, de su esposa
Kayoko y del señor Kasahara. Todos nosotros hemos escuchado extasiados – se habrán
dado cuenta – el sonido cálido y la gran plenitud de los tonos del cello. La música
es expresión de lo espiritual, de un lugar interior de la persona, creado por todo
aquello que es verdadero, bueno y bello. No es casual que a menudo la música acompañe
nuestra oración. Ella hace resonar nuestros sentidos y nuestras emociones cuando en
la oración encontramos a Dios. En la liturgia de hoy hacemos memoria de Santa Clara.
En un himno a la Santa se lee: “De la transparencia de Dios has recibido la luz. Tú
le has dado espacio, Él ha crecido en ti/y se ha derramado por el mundo; aclara nuestros
corazones”. Es ésta la actitud de fondo que vuelve a colmar al hombre y le dona
la paz: la apertura a la claritas divina, la resplandeciente belleza y fuerza vital
del Creador, que nos hace crecer más allá de nosotros mismos. Hoy hemos encontrado
esta claritas de manera maravillosa y ella nos ha iluminado. Por lo tanto es de consecuencia
que los artistas se comprometan por el bien, por la ayuda y el apoyo de los necesitados,
partiendo de su profunda experiencia de la belleza. Ellos transmiten el bien que han
recibido como don. Esto fluye en el mundo. Y de esta manera el Hombre crece, se vuelve
transparente y consiente de la presencia y del actuar de su Creador. Seguramente,
esto nos lo podrán confirmar el señor Beckmann y todos aquellos que junto a él están
empeñados en la obra caritativa “Juntos contra el frio”. Hemos comprendido que este
“juntos contra el frio” no responde a una finalidad exterior, sino que viene del profundo,
de esta música que supera el frio que hay dentro de nosotros y que abre nuestro corazón.
Auguro a todos ustedes el éxito en su compromiso musical por muchos años más, junto
a la abundante bendición de Dios por su compromiso caritativo. Nuevamente a todos
los intérpretes un cordial agradecimiento por esta bella velada. ¡Coloquemos todo
bajo la bendición de Dios! Imparto a todos ustedes mi bendición apostólica. ¡Gracias
de corazón! Buenas noches. (RC-RV)