(RV).- La reflexión de nuestro Director General, el p.Federico Lombardi, tiene como
tema los apenas inaugurados Juegos Olimpicos Londres 2012. "Más que el oro", es el
título de su editorial para el semanario "Octava Dies", del Centro Televisivo Vaticano.
(Audio)
¡Las Olimpíadas!
Una vez más el mundo dirige su mirada hacia el evento deportivo más grande, más esperado,
más fascinante. También las Iglesias cristianas se movilizan para la ocasión. Desde
los Juegos de Barcelona, en 1992, evangélicos, bautistas, metodistas y episcopalianos
han dado vida a la iniciativa ecuménica “More than Gold” – “Más que el oro”, para
construir juntos el Reino de Dios en el clima entusiasta y cosmopolita de las Olimpíadas.
También
la Iglesia católica inglesa ha adherido este año con gran entusiasmo. Y la mañana
del viernes 27 todas las campanas de los lugares de culto cristiano sonaron a la misma
hora, para dar la bienvenida a los atletas, a los turistas, a quien de diversas maneras
participa en este evento extraordinario y para ayudar a elevar a Dios el propio corazón.
¿Qué
esperar “más que el oro” de las medallas más prestigiosas, más que la admiración por
un éxito, en el fondo, efímero? La admiración por la fuerza, la elegancia, el atractivo
y la habilidad del gesto atlético no debe detenerse en el culto de la belleza del
cuerpo humano, sino llegar a comprender que se trata de un cuerpo educado y guiado
por la mente y la voluntad, por el espíritu que habita en él. Por tanto, es justo
unir a las Olimpíadas las Paraolimpíadas para los atletas discapacitados. No tienen
un significado menor. Y son necesarias para lograr comprender el significado positivo
de las primeras.
Y es justo unir indisolublemente las Olimpíadas a la esperanza
de paz para la comunidad internacional de la humanidad: lo dice claramente la tradición
antigua de la ‘tregua olímpica’, que el Papa recordó en su saludo a la hora del ángelus
el domingo pasado: “¡Oremos para que los Juegos de Londres sean una verdadera experiencia
de fraternidad entre los pueblos de la Tierra!”.
Traducción del italiano:
Maria Fernanda Bernasconi. Transcripción: CdM (RC-RV)