(RV).- “Orar por los ministros de la Iglesia” fue la invitación del Sucesor de Pedro,
en el saludo a los peregrinos de lengua española, presentes en Castel Gandolfo a la
hora del rezo de la oración mariana dominical del Ángelus.
Inspirado en las
lecturas del XVI domingo del tiempo litúrgico, donde escuchamos que Jesús siente compasión
por la gente que lo busca porque están como ovejas sin pastor, el Papa pide rezar
por los ministros de la Iglesia “para que, a ejemplo de Jesucristo, se entreguen con
generosidad a la grey que les ha sido confiada, siendo para todos espejo de virtudes”.
Benedicto
XVI concluyó su saludo en español pidiéndole a la Santísima Virgen María “que suscite
en el corazón de los jóvenes el deseo de seguir más de cerca y de por vida a su divino
Hijo, dando así testimonio constante de fidelidad y amor”.
Texto y audio
completo del saludo en español (Audio)
“Saludo
con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana.
A la luz de la Palabra de Dios proclamada este domingo, invito a todos a orar por
los ministros de la Iglesia, para que, a ejemplo de Jesucristo, se entreguen con generosidad
a la grey que les ha sido confiada, siendo para todos espejo de virtudes. Encomendemos
este hermoso propósito a la Santísima Virgen María, y pidámosle a Ella que suscite
en el corazón de los jóvenes el deseo de seguir más de cerca y de por vida a su divino
Hijo, dando así testimonio constante de fidelidad y amor. Muchas gracias.”
JESÚS
LIBERÓ A MAGDALENA DEL SOMETIMIENTO TOTAL
En su reflexión en italiano,
previa al rezo del Ángelus, el Papa dijo que Jesús encarna a Dios Pastor con su modo
de predicar y con sus obras, cuidando a los enfermos y pecadores, de aquellos que
se han perdido, para llevarlos de nuevo al seguro, a la misericordia del Padre. Para
referirse inmediatamente a María Magdalena que se celebra el 22 de julio: “Entre las
“ovejas perdidas” que Jesús salvó hay también una mujer de nombre María, originaria
del poblado de Magdala, junto el Lago de Galilea, y por esto llamada Magdalena. …
El Evangelista Luca dice que Jesús hizo salir de ella siete demonios (Lc 8,2), es
decir, la salvó de un total sometimiento al maligno”.
Texto completo de
la reflexión en italiano:
Queridos hermanos y hermanas
La
Palabra de Dios de este domingo, nos vuelve a proponer un tema fundamental y siempre
fascinante de la Biblia: nos recuerda que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto
significa que Dios quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos prados,
donde podamos alimentarnos y descansar; no quiere que nos perdamos y que muramos,
sino que alcancemos la meta de nuestro camino, que es justamente la plenitud de la
vida. Es aquello que desea cada padre y cada madre por sus propios hijos: el bien,
la felicidad, la realización. En el Evangelio Jesús se presenta como Pastor de las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una mirada ‘pastoral’-
Por ejemplo, en el Evangelio de este domingo, se dice que “Al desembarcar, Jesús vio
una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor,
y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc 6,34). Jesús encarna a Dios Pastor con su modo
de predicar y con sus obras, cuidando a los enfermos y pecadores, de aquellos que
se han “perdido” (Lc 19,10), para llevarlos de nuevo al seguro, a la misericordia
del Padre.
Entre las “ovejas perdidas” que Jesús salvó hay también una
mujer de nombre María, originaria del poblado de Magdala, junto el Lago de Galilea,
y por esto llamada Magdalena. Hoy se celebra su memoria litúrgica en el calendario
de la Iglesia. El Evangelista Luca dice que Jesús hizo salir de ella siete demonios
(Lc 8,2), es decir, la salvó de un total sometimiento al maligno. ¿En qué consiste
esta sanación profunda que Dios obra mediante Jesús? Consiste en una paz verdadera,
completa, fruto de la reconciliación de la persona en sí misma y en todas sus relaciones:
con Dios, con los otros, con el mundo. En efecto, el maligno siempre busca arruinar
la obra de Dios, sembrando división el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre
el hombre y Dios, en las relaciones interpersonales, sociales, internacionales, y
también entre el hombre y la creación. El maligno, siembra guerra; Dios crea paz.
Es más, como afirma San Pablo, Cristo “es nuestra paz, él ha unido a los dos pueblos
en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba y aboliendo en su propia
carne la ley con sus mandamientos y prescripciones” (Ef 2,14). Para realizar esta
obra de reconciliación radical, Jesús, el Pastor Bueno, tuvo que hacerse Cordero,
“El Cordero de Dios… que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). Sólo así pudo realizar
la estupenda promesa del Salmo: “Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de
mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por muy largo tiempo (23/22,6)
Queridos
amigos, estas palabras nos hacen latir el corazón, porque expresan nuestro deseo más
profundo, dicen aquello por lo cual fuimos hechos: la vida, la vida eterna!. Son las
palabras de quien, como María Magdalena, ha experimentado Dios en la propia vida y
conoce su paz. Palabras más que nunca verdaderas en la boca de la Virgen María, que
ya vive por siempre en los prados del Cielo, a donde la condujo el Cordero Pastor.
María, Madre de Cristo, nuestra paz, ruega por nosotros (Traducción del Italiano
Claudia Alberto-RV)