(RV).- (Audio) ¡Extraordinario concierto
el de Castelgandolfo para la fiesta de San Benito, ante la presencia del Papa! Idea
genial, la del Presidente italiano, Napolitano, de hacer encontrar al Papa con la
ya famosa Orquesta de jóvenes músicos israelíes, palestinos y de otros países árabes
fondada por el gran director hebreo Daniel Barenboim y por el literato palestino Edward
Said.
Y las dos sinfonías de Beethoven ejecutadas, la quinta y la sexta –como
recordaba el Papa- expresan respectivamente, los dos aspectos fundamentales de la
vida: el drama y la paz. Verdaderamente el ejercicio del arte, más allá del procurar
solo un placer estetizante, puede convertirse en un potente mensaje de valores vitales
para la humanidad. Puede fundir juntos, gracias a la música, los talentos de pueblos
de cultura y religión diversa para hacerlos embajadores de la paz. Judíos, musulmanes,
cristianos que afinan no solo sus propios instrumentos para la armonía de los sonidos,
sino sus ánimos para la armonía del saber vivir y construir juntos.
El Papa
se prepara para un viaje a El Líbano en septiembre, para llevar a los fieles y a los
pueblos de Oriente Medio los frutos de la asamblea celebrada hace dos años por los
obispos de la región. Después de entonces los Países árabes han entrado en profundo
fermento, Siria está desgarrada por la violencia, Tierra Santa sigue esperando la
solución de conflictos y tensiones interminables. Pero como dijo el Papa, es necesario
continuar trabajando por la paz, “dejando de lado la violencia y las armas, comprometiéndose
por la conversión personal y comunitaria, con el diálogo, con la paciente búsqueda
de entendimientos posibles”. Este concierto es un signo de esperanza, tal vez pequeño,
pero de fuerza espiritual intensísima. Espléndido auspicio también para el próximo
viaje del Papa. Traducción: Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano