Preocupación de los Obispos panameños

(RV).- En un comunicado de prensa la Conferencia Episcopal Panameña informa que se ha reunido en asamblea ordinaria del 2 al 6 de julio, en un clima de fraternidad y oración. Tras agradecer el diálogo mantenido con el Presidente de la República, y demás exponentes del gobierno, los obispos manifiestan que la Iglesia tiene como misión el anuncio de la verdad, cimentada en Jesucristo. Y subrayan que la gestión política y económica de la sociedad no entra directamente en su misión, si bien el Señor Jesús le ha confiado la palabra de verdad capaz de iluminar las conciencias.

Por esta razón recuerdan las palabras del beato Juan Pablo II: “En el ejercicio del poder político es fundamental ese espíritu de servicio, que, unido a la necesaria competencia y eficiencia, es el único capaz de hacer “transparente” o “limpia” la actividad de los hombres políticos, como justamente, además, la gente exige. De ahí que destaquen la urgencia de la decidida superación de algunas tentaciones, como el recurso a la deslealtad y a la mentira, así como el despilfarro de la hacienda pública, y el uso de medios equívocos o ilícitos para conquistar, mantener y aumentar el poder a cualquier precio.

Si bien constatan los progresos económicos, a los prelados no deja de preocuparles el continuo aumentando del costo de la canasta básica; así como el nivel de pobreza que se mantiene en torno al 30%; además de otras cuestiones como el hecho de que la justicia siga siendo selectiva; y que la violencia sea la protagonista, especialmente en el ámbito familiar, sin olvidar el alto nivel de sospecha, agresividad e intolerancia que parece haberse adueñado de las relaciones entre los panameños, especialmente en el ámbito político, produciendo espectáculos bochornosos.

Y mientras manifiestan que siguen inmersos en los preparativos de la celebración del año jubilar con motivo de la celebración de los 500 años de la Iglesia de Panamá, primera Diócesis en tierra firme del Continente Americano, reafirman que la Iglesia es y seguirá siendo casa y escuela de comunión; mensajera del Evangelio de la unidad y de la paz.

(María Fernanda Bernasconi – RV).